Pese a las fuertes divisiones, los dirigentes del Partido Socialista (PS) francés intentaron movilizarse ayer contra el Gobierno y la mayoría de derechas, en las intervenciones hechas en los talleres de la Universidad de Verano socialista que reúne este fin de semana en La Rochelle a más de 2.000 militantes. Pero la guerra de jefes, que las mujeres del partido calificaron de "pelea de gallos", planeó sobre los debates.

La exministra de Trabajo y alcaldesa de Lille, Martine Aubry, denunció la "puesta en escena de las tensiones en el partido" por los dirigentes masculinos, estimando que "las mujeres quizá harían un mejor trabajo en la dirección gracias a un espíritu menos peleón".

Algunas propuestas programáticas de cara al próximo congreso de Le Mans plantean la cuestión del incumplimiento de la paridad en las instancias dirigentes. Incluso los reformistas del Nuevo Partido Socialista (NPS), Arnaud Montebourg y Vincent Peillon, apoyaron la propuesta de que se rechacen las listas electorales que no respeten estrictamente la paridad.

El hecho es que tanto en París como en La Rochelle sólo los dirigentes socialistas hombres tienen protagonismo. Y los elefantes del partido siguieron con los enfrentamientos verbales, algo que los militantes no parecen dispuestos a seguir tolerando.

CAMPAÑA DIVIDIDA Las divisiones en la campaña sobre la Constitución Europea han desembocado en una guerra abierta entre el líder del partido, Fran§ois Hollande, que defendió el por el que se había pronunciado la mayoría de los militantes en una consulta interna, y Laurent Fabius, excluido de la dirección por pedir el no junto a dos corrientes minoritarias del PS.

"Los debates y las controversias forman parte del código genético" del PS, pero "hay que recordar que seguimos siendo camaradas", dijo el organizador de los debates en La Rochelle, Jean-Christophe Cambadélis.