El modelo multicultural del Reino Unido necesita una urgente revisión. Las fricciones y los incidentes son moneda diaria en las relaciones entre la comunidad musulmana y el resto de la sociedad británica. Los seguidores de Alá encajan cada vez con más dificultades en un país donde, a pesar de sus instintos puritanos, siempre ha primado la tolerancia y la libertad de expresión. Una vieja polémica, el uso del velo que cubre el rostro de las mujeres del islam, volvió ayer a recrudecer las tensiones. El protagonista es el exministro de Exteriores Jack Straw y líder de la Cámara de los Comunes.

En un artículo en el The Lancashire Evening Telegraph, Straw afirmaba que el velo "dificulta" las relaciones positivas entre las dos comunidades. Poder ver los gestos de la cara de alguien con quien se está hablando permite saber "lo que quiere decir realmente la otra persona, sin que uno se limite a escuchar lo que dice", escribía el dirigente laborista y diputado por el distrito de Blackburn, en el noroeste de Inglaterra, donde el 30% de los residentes son musulmanes.

Straw contaba que cuando una mujer acudía a su oficina cubierta con el velo le pedía, ante la presencia obligada de otra persona de sexo femenino, que se descubriera el rostro, petición que, hasta el momento, siempre había sido aceptada.

DEBATE NACIONAL El artículo desató una polémica que, lejos de disiparse, ayer se transformó en debate nacional. Straw fue aún más lejos al declarar que las relaciones entre las comunidades "son más difíciles si la gente lleva un velo", porque es "obviamente un signo visible de separación y diferencia".

El primer ministro, Tony Blair, se distanció de su colaborador. El Consejo Musulmán de Gran Bretaña consideró los comentarios "comprensibles", y la baronesa Uddin, musulmana, laborista y miembro de la Cámara de los Lores, defendió el derecho de Straw a hablar, pidiendo "un debate mesurado". El Consejo de Mezquitas de Lancashire denunció la "falta de sensibilidad y de juicio", del diputado y Masud Shadjareh, presidente de la Comisión Islámica de Derechos Humanos, acusó al político de "discriminar" a los musulmanes "a causa de la religión".

La disputa es un síntoma de la crispación y los continuos roces entre los seguidores del islam y el resto de británicos. Esta semana, en Windsor, ha habido enfrentamientos protagonizados por jóvenes opuestos a la construcción de una mezquita. También se ha sabido que un policía, de religión musulmana, fue exonerado de proteger la Embajada de Israel en Londres "por razones morales".