El presidente venezolano, Hugo Chávez, y la oposición entablaron un pulso definitivo, que puede alargarse lejos de la mesa de negociaciones, sobre el petróleo. Los empresarios, sindicalistas y opositores de la Coordinadora Democrática llamaron a la "resistencia total" y afirmaron que "el paro continúa con más fuerza y hasta el final". Pero el gobernante aseguró tranquilo: "Estamos superando la crisis".

Chávez insistió en que el paro es "un golpe" y "un gigantesco plan de sabotaje" para apoderarse de Petróleos de Venezuela. Dispuesto a aprovechar la ocasión para lograr "una verdadera nacionalización del petróleo venezolano", el mandatario reforzó los poderes del director de la petrolera, Alí Rodríguez, y puso al frente de las refinerías paradas a tres fieles, entre ellos su hermano Asdrúbal. El presidente advirtió de que no tolerará "el sabotaje de los servicios sociales".