La batalla política de los Veintisiete para elegir al nuevo presidente estable de la UE y al sustituto de Javier Solana como nuevo responsable de la política exterior y de defensa europea ha entrado en la recta final tras completarse la ratificación del Tratado de Lisboa. La presidencia sueca de la UE quiere alcanzar un acuerdo en 10 días.

A pesar de que el primer ministro belga, Herman Van Rompuy, aparece como la figura que despierta mayor consenso, el Gobierno británico y su exprimer ministro Tony Blair no tiran la toalla. Londres ha intensificado sus contactos con los otros dirigentes europeos, especialmente con la cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para promover la candidatura de Blair, que quedó mal parada a causa de su pasado comportamiento poco europeísta, el euroescepticismo de su país y su alianza con George Bush en Irak.

La posición del dúo francoalemán será clave. Ambos prefiere un presidente de la UE procedente de un país mediano, con capacidad para construir consensos y que participe en todas las políticas europeas sin autoexclusiones, a diferencia de Gran Bretaña. Esos criterios los reúne Van Rompuy, democristiano flamenco. El exprimer ministro finlandés Paavo Lipponen (socialista) sigue apareciendo como otra posible solución de compromiso.

España, que no ha defendido la continuidad de Solana al frente de la diplomacia europea, mantiene una actitud reservada. José Luis Rodríguez Zapatero se ha limitado a pedir un "europeísta convencido", y Felipe González es una opción remota.

Londres, si no logra la presidencia de la UE para Blair, quiere el cargo de la política exterior para su ministro David Miliband. A ese puesto también aspiran los ministros Carl Bildt (Suecia) y Ursula Plassnik (Austria), el exministro Michel Barnier (Francia), el exprimer ministro Massimo D´Alema (Italia) y el comisario Olli Rehn (Finlandia).