La carrera de armamentos entre Occidente y Moscú ha regresado a Europa, al menos en cuanto a las declaraciones públicas de sus dirigentes políticos se refiere. En un inusitado tono de agresividad, poco antes de la inauguración de la cumbre del G-8 en Alemania, el presidente ruso, Vladimir Putin, pasó de las advertencias a las amenazas y auguró un pronto regreso a la época en que los misiles de su país apuntaban a "blancos" en Europa si EEUU sigue acumulando "material militar en Rumanía y Bulgaria, y despliega interceptores en Polonia y un radar en la República Checa".

"Es evidente: si parte del potencial nuclear estratégico de EEUU está en Europa, pues tendremos que adoptar medidas de respuesta", declaró el jefe del Estado ruso a un grupo de corresponsales extranjeros procedentes de países del G-8. Cuando los periodistas le preguntaron acerca de las medidas concretas que piensa adoptar, el dirigente ruso no quiso andarse con medias tintas: "¿Qué medidas? Por supuesto, tienen que aparecer nuevos objetivos en Europa para nuestros misiles", respondió.

RESERVAS DE HIDROCARBUROS Arropado por unas amplias reservas de hidrocarburos y por una estabilidad política sin parangón desde la desintegración de la URSS, Putin habla cada vez con más desinhibición acerca de sus contenciosos con Occidente. "No queremos ninguna confrontación, pero en caso de despliegue de un escudo antimisiles en Europa, hoy lo advertimos: habrá una respuesta. Necesitamos garantizar nuestra seguridad", declaró el líder del Kremlin, cuyo país celebrará en primavera unas elecciones presidenciales que en ningún caso, según los expertos, supondrán una verdadera alternancia política.

Rusia, declaró el jefe del Estado, "se exime de toda responsabilidad" por la nueva carrera de armamentos en estado de gestación, que se desarrollará según pautas muy diferentes a las del pasado siglo. "Aprendimos la lección de la URSS. Responderemos de manera efectiva con un sistema mucho más barato. Es lo que se llama respuesta asimétrica ", dijo Putin. El primer episodio de esta respuesta asimétrica fue el lanzamiento, la semana pasada, de un misil intercontinental capaz de portar varias cabezas nucleares.

LAS BURLAS El líder del Kremlin ni se inmutó ante las crecientes críticas sobre la falta de libertades en Rusia e incluso se llegó a burlar de sus interlocutores en la cumbre, a quienes acusó también de cercenar la democracia. "La tragedia es que soy el único verdadero demócrata del mundo. Vean lo que ocurre en América del Norte: es horroroso. Torturas, indigentes, Guantánamo, la detención sin proceso y sin investigación", dijo con ironía, antes de apostillar: "Desde que murió Mahatma Gandhi, no tengo a nadie con quien hablar".

Putin tampoco dio tregua en otro de los contenciosos con EEUU, el de la independencia de Kosovo, y arremetió contra lo que calificó de doble rasero de Occidente en otros casos como los de Transdniéster, Abjazia y Osetia del Sur, habitadas por rusófonos pero cuyas secesiones de facto no han sido reconocidas. Incluso se permitió augurar que la secesión de Kosovo azuzará el independentismo en Europa Occidental, en concreto en "Escocia, Cataluña y el País Vasco".

Las palabras del líder ruso generaron una polémica inmediata en Europa y EEUU. El portavoz de la OTAN, James Appathurai, dijo que las declaraciones de Putin no eran "bienvenidas". La secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, afirmó que la defensa de EEUU y Europa es "indivisible". Desde Bakú, capital de Azerbaiyán, el ministro de Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, pidió que la controversia sobre el escudo antimisiles de EEUU se discuta "en el marco de la OTAN", informa Pilar Santos. Extraoficialmente, fuentes diplomáticas españolas dijeron que la reacción rusa era "normal" teniendo en cuenta que el escudo europeo y el de Alaska cubrirían "el 90% del territorio de la Federación Rusa".