Omar Faruk Abdul Mutalab ya lo venía diciendo desde que su intento de ganarse un lugar en el olimpo de los terroristas suicidas fracasó el día de Navidad. No actuó solo, obtuvo los explosivos en Yemen y lo que es más importante, siguió instrucciones de Al Qaeda. Si alguien tenía alguna duda, la red terrorista de Osama bin Laden las despejó ayer asumiendo su responsabilidad en lo ocurrido en el avión que intentó volar por los aires minutos antes de aterrizar en Detroit.

Una rama de Al Qaeda en la Península Arábiga emitió ayer un comunicado en el que asegura que "el hermano nigeriano" logró saltarse todas las barreras de seguridad y subirse al avión con un artefacto que ellos mismos le dieron y que no explotó por un fallo del mecanismo. El grupo añadió que el atentado frustrado fue "en respuesta" a los ataques que han sufrido en Yemen por parte de fuerzas estadounidenses.

Precisamente ayer The New York Times contaba que desde hace un año agentes de la CIA realizan operaciones de espionaje e inteligencia en territorio yemení, donde el Pentágono ha abierto un tercer frente de guerra, además de Irak y Afganistán, en su lucha contra el terrorismo.

El presidente de EEUU, Barack Obama, interrumpió ayer sus vacaciones en Hawái para dirigirse al país. Advirtió de que EEUU "no descansará" hasta encontrar a todos los involucrados y hacer justicia, reiteró que ha ordenado una revisión de las listas de sospechosos y reforzar las medidas de seguridad. También lanzó una dura advertencia a quienes pretendan atentar contra su país, e incluyó en la lista no solo a Pakistán y Afganistán, sino también a Yemen y Somalia.

Mientras, la lógica de los hechos parece imponerse a los argumentos de la Casa Blanca la primera vez que habló tras el atentado. Habían pasado 24 horas cuando la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, envió un mensaje de tranquilidad a los ciudadanos asegurando que el sistema "funcionó".

NAPOLITANO SE RETRACTA Después de las críticas, Napolitano volvió a salir ayer a la palestra para reconocer que las cosas no salieron todo lo bien que se podría desprender de sus palabras iniciales. "Es evidente que este hombre el terrorista no debería haber subido en ese avión con esas sustancias", admitió. Se retractaba así de sus palabras y reconocía que el sistema "no funcionó en esta ocasión" De hecho, llegó a decir que el sistema falló "miserablemente".