Además de la guerra civil entre sunís y chiís y el conflicto entre yazidís y árabes sunís, estalla ahora en Irak la guerra entre militantes sunís de diferente obediencia. Al menos 25 personas perdieron la vida, la gran mayoría civiles, y otras 20 resultaron heridas como consecuencia del ataque lanzado por dos centenares de milicianos vinculados a Al Qaeda contra dos aldeas de la provincia de Diyala, incursiones armadas que desataron un levantamiento ciudadano. El incidente coincidió con las declaraciones de los allegados de Izat Ibrahim al Duri, el que fuera mano derecha de Sadam Husein y único dirigente del depuesto régimen iraquí en libertad, de que la insurgencia vinculada al disuelto partido Baaz había dejado de colaborar con la organización de Osama bin Laden y tendía la mano a EEUU.

Los enfrentamientos en Sheij Tamin e Ibrahim Yehia se iniciaron con una lluvia de disparos de mortero, seguida del ataque de decenas de rebeldes. Según el testimonio del general Alí Dalbán, jefe de la policía de Baquba, los asaltantes secuestraron al imán de la mezquita de una de las aldeas, Yunis Abed Hamid, y a otros tres fieles, los ataron y los ejecutaron. En el ataque, la mezquita y un buen número de casas resultaron destruidas.

TOMA DE REHENES La policía confirmó que los terroristas se llevaron como rehenes a cerca de 15 mujeres y niños al huir de ambos pueblos. Diyala es el escenario, desde mediados de junio, de un gran dispositivo militar combinado entre fuerzas iraquís y estadounidenses contra los combatientes de Al Qaeda presentes en esta provincia, donde también se han topado con la resistencia de las tribus sunís.

La policía iraquí, apoyada por las llamadas Brigadas de la Revolución de 1920, una milicia suní que se ha unido a la lucha contra Al Qaeda sin renunciar a combatir a los norteamericanos, llegó a intervenir en los combates de ayer en Diyala. Los agentes policiales, además, se lanzaron a la caza de los asaltantes y arrestaron a 22 sospechosos. Recientemente, la policía iraquí y los jefes locales vinculados al Gobierno de Bagdad o a las fuerzas estadounidenses han limpiado la región de células extremistas que se habían puesto bajo la égida de Al Qaeda tras la invasión anglonorteamericana en el 2003.

Mientras, en Washington se filtraron ayer las primeras informaciones sobre un trascendental informe que debe publicarse el próximo lunes. Según adelantó The New York Times , el informe, bajo el título Evaluación nacional de inteligencia en Irak, expresa "serias dudas" y presenta una "visión pesimista" de la capacidad del Gobierno de Nuri al Maliki de "superar las diferencias confesionales" y unificar el país. "El informe indica que se ha realizado un progreso más bien escaso en materia política", y se muestra "alarmado acerca de las posibilidades de que haya avances políticos en el futuro".

Las críticas vertidas contra el primer ministro Maliki coinciden con la reciente desaprobación de su actuación realizada por Bush, que motivó una dura réplica de su interlocutor iraquí. Maliki llegó a amenazar con buscar aliados en la región (una velada mención a Irán o Siria) para sustituir el actual respaldo de Washington. La candidata presidencial Hillary Clinton, a quien muchos electores en Estados Unidos exigen que se disculpe por su inicial apoyo a la guerra de Irak, quiso meter baza en esta polémica y reclamó al Parlamento de Bagdad que retire la confianza a Maliki.