Los explosivos líquidos se han convertido en la nueva gran arma de Al Qaeda, que parece haber dejado atrás la era del explosivo plástico. La detención en el 2003 de Abbas Boutrab, un ciudadano argelino, en Irlanda del Norte llevó a las fuerzas de seguridad británicas a constatar que la red terrorista lleva al menos cuatro años trabajando en perfeccionar mezclas químicas, la mayoría de ellas basadas en el perióxido de acetona o TAPT.

El hecho de que los terroristas detenidos el jueves quisieran hacer estallar una decena de esos aviones con pequeños envases de explosivo líquido significa que la experimentación de los terroristas estaba dando sus frutos.

REPRODUCTOR DE CD Según el especialista británico en terrorismo islámico Neil Doyle, el empleo de explosivos líquidos abre "una nueva dimensión del terror". Este investigador sostuvo que, en el momento de su detención, Boutrab "estaba trabajando en una nueva generación de explosivos diseñados para poder pasar los controles de seguridad de los aeropuertos sin ser detectados por los escáneres".

El radical argelino fue arrestado mientras trabajaba en un explosivo disimulado en un reproductor de música portátil. De hecho, los terroristas detenidos el jueves querían ocultar un explosivo líquido a base de peróxido en envases de bebida que iban a activar con detonadores ocultos en aparatos electrónicos como MP3 o cámaras de fotos.

En posesión de Boutrab se halló también una guía para fabricar explosivos líquidos. Además de burlar los controles de seguridad, el objetivo de esa experimentación es dar con mezclas que en poca cantidad puedan derribar un avión. La intención es que sea bastante potente como para perforar el casco presurizado del avión.

LA COLONIA PAQUISTANI Además, las detenciones de ayer han vuelto a dejar en evidencia que, en Gran Bretaña, la gran amenaza la constituyen células locales de británicos de origen paquistaní con conexiones con grupos radicales en Pakistán.

Responsables de las fuerzas de seguridad europeas temen que lo que ocurre en el Líbano pueda tener efectos parecidos a los que tuvo la ocupación de Irak. "Si el 11-M y el 7-J son producto de la guerra de Irak es muy probable que lo que está pasando en el Líbano también tenga represalias", explica un agente, que alerta de que ya se detecta la afluencia a ese país de muyahidines.