Convaleciente aún de una enfermedad que ya dura un año, Fidel Castro se ausentó por vez primera de los actos conmemorativos del asalto al cuartel de Moncada, que dio inicio a la revolución que derrocó la dictadura de Fulgencio Batista. Su lugar en el estrado lo ocupó su hermano y número dos del régimen, Raúl Castro, quien, ante 100.000 personas que lo aclamaban, prometió cambios en la economía de la isla que incluyen una apertura controlada a la inversión extranjera. Asumiendo de forma clara el liderazgo del país, el presidente interino de Cuba adelantó su disposición a dialogar con la nueva Administración que llegue al poder en EEUU, en el 2008.

El dirigente aseguró que Fidel despliega una "actividad cada vez más intensa y sumamente valiosa" y que "ni en los peores momentos" dejó de tomar parte en cada problema y decisión cardinal. Calificó de "duro golpe", la enfermedad que el 31 de julio del año pasado obligó a Fidel a delegar el poder por primera vez de forma transitoria. También tildó de "soñadores" a quienes pensaron que en esos momentos daría comienzo una transición política en la isla.

Estos fueron los elementos que formaron parte del discurso de una hora de cronómetro que el número dos del régimen leyó en Camagüey, en el centro del país. "Especularon sobre la transición en marcha, pero la realidad se encarga de frustrar esos sueños trasnochados", subrayó.

Con esas palabras, el dirigente dejó claro que "las reformas estructurales" que prometió se limitarán a la economía y que para "no caer en los errores del pasado", Cuba elegirá "empresarios serios" en el extranjero, que invertirán "sobre bases jurídicas bien definidas que preserven el papel del Estado y el predominio de la propiedad socialista". "No hay que esperar cambios espectaculares", afirmó.

Es conocido, aunque no público, que Raúl desarrolla reuniones con los principales dirigentes del partido y del Gobierno, y que está abierto al flujo de nuevas ideas con el objetivo de reactivar la deprimida economía de la isla y elevar la calidad de vida de los cubanos.

Respecto a EEUU, dejó en claro que con el Gobierno de George Bush, "retrógrado y fundamentalista" no habrá cambios, pero que la Administración que asuma el poder el año que viene "tendrá que decidir si mantiene la absurda, ilegal y fracasada política contra Cuba o acepta el ramo de olivo que le extendimos". Es la tercera vez en un año que Raúl formula una propuesta de diálogo a EEUU. La respuesta de Washington fue inmediata y de rechazo, como en las ocasiones anteriores: "El único diálogo real que necesita Cuba es con el pueblo cubano", dijo un portavoz del Departamento de Estado.

OPUESTO A SU HERMANO Raúl centró la mayor parte de su intervención en tocar el cardinal problema económico que agobia a la ciudadanía porque "el salario es claramente insuficiente" y "se dejó de cumplir la máxima del comunismo de que de cada cual según su capacidad y a cada cual según su trabajo". Este punto de vista es opuesto al criterio de su hermano Fidel, quien en sus discursos insistía en que el salario alcanza para cubrir las necesidades de la ciudadanía.

Este fue el primer discurso de Raúl Castro como mandatario en funciones en un acto el 26 de Julio, el acto políticamente más importante del país.