La raza, otra vez. Aparcado hasta nuevo aviso el tema de la edad (si gana, el republicano John McCain se convertirá, a sus 72 años, en el presidente más viejo; el demócrata Barack Obama, con 47, tendría solo cuatro más que John F. Kennedy al llegar a la Casa Blanca como el más joven), y descartado el tema del sexo tras el adiós de Hillary Clinton (aunque sus seguidores se empeñan en recordarlo), esta semana la raza volvió a protagonizar la campaña presidencial en Estados Unidos, a menos de 100 días de las elecciones.

Todo empezó cuando el pasado miércoles Obama pronosticó que los republicanos tratarán de atemorizar a los votantes diciendo que él no se parece "a todos esos presidentes que salen en los billetes de dólar". Al día siguiente, el director de campaña de McCain, Rick Davis, reaccionó: "Obama ha jugado la carta de la raza y lo ha hecho sacándosela de la manga".

Al frente de un equipo que ha querido evitar hasta ahora el que para muchos votantes será un tema clave --y que ya fue motivo de controversia en las primarias--, el propio Obama ha abierto una puerta difícil de cerrar. Por eso su cuartel general reacciona con cautela a las acusaciones de McCain y evita un enfrentamiento sobre quién fue el primero en encender el fuego.

EL ORIGEN DE LA POLEMICA El aspirante de madre blanca y padre negro, el senador "chocolate", como lo denominan, solo mencionó el viernes la polémica en una declaración al diario The St. Petersburg Times . "Estaba en Union (Misuri), una comunidad rural conservadora con un 98% de blancos, y lo que dije fue lo que todo el mundo sabe: que yo no soy como el resto de los candidatos. Nadie allí pensó que trataba de sacar el tema de la raza". Ayer, tratando de zanjar el tema, calificó de "cínica, no racista" la campaña de su rival en la que trata de ridiculizarlo resaltando sus cualidades de "celebridad", pero dudando de su capacidad para dirigir EEUU.

Pero la polémica esta ahí y fue durante un acto electoral en Saint Petersburg (Florida) cuando el aspirante demócrata tuvo que verse cara a cara con tres asistentes negros que desplegaron una pancarta: "¿Qué pasa con la comunidad negra, Obama?". Tras su discurso, uno de ellos le acusó de no defender los intereses de los negros, nombrando ejemplos como la crisis hipotecaria. "Ya he hablado claramente de estos asuntos, aunque quizá no como te hubiera gustado, pero lo importante es que nos respetemos. La única forma de resolver los problemas es uniéndonos todos: negros, blancos, hispanos, asiáticos", le respondió el candidato. La comunidad negra se volcó con él en las primarias, pero últimamente líderes como el reverendo Jesse Jackson le han criticado por no defenderla lo suficiente.

También resuenan las palabras de Obama cuando recientemente recordó su oposición a reparar económicamente a los descendientes de los esclavos. En lugar de eso, cree que el Gobierno federal debe combatir el racismo mejorando las escuelas, el sistema de salud y la economía: "Lo he dicho en el pasado y lo repito: las mejores reparaciones que podemos ofrecer son buenos colegios y trabajos para los desempleados".

MENSAJE DE INCLUSION Obama es el primer negro con serias posibilidades de llegar a la Casa Blanca, y no quiere arriesgar su carrera con un asunto que polariza a los votantes y le perjudicaría sobre todo entre los blancos de los estados decisivos. Desde el principio se ha empeñado en llegar a todo el electorado con un mensaje de inclusión, presentándose como un político que ha traspasado barreras y se ha integrado en la sociedad.

"No tenemos ningún interés en alimentar esta discusión", dijo David Axelrod, uno de sus más cercanos colaboradores. Por su parte, el estratega demócrata Chris Lehane sentenció: "La raza en la campaña es muy peligrosa, teniendo en cuenta los 200 años de historia de este país".