Los mandos militares implicados en el imparable escándalo de las torturas en la prisión iraquí de Abú Graib no están dispuestos a aceptar la culpa en silencio. La general Janis Karpinski, que dirigía la cárcel cuando se cometieron los abusos, afirmó que el traspaso de los interrogatorios a los espías militares, que usan métodos más duros, le fue impuesto por sus superiores, el general Geoffrey Miller, exdirector de la prisión de EEUU en Guantánamo (Cuba) y actual director de Abú Graib. También señala al general Ricardo Sánchez, comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak.

Karpinski, que ha sido amonestada formalmente y podría ser sometida a acciones disciplinarias, hizo esta acusación al general Antonio Taguba, que la recogió en el informe que le encargó el Ejército. La acusación fue confirmada por el abogado de la general y revelada ayer por The Washington Post .

"GUANTANAMIZAR" LA CARCEL "Vamos a poner en marcha los procedimientos de la inteligencia militar, porque no estamos obteniendo la información que deberíamos de los detenidos", asegura Karpinski que le dijo Miller en una reunión celebrada en Irak el pasado septiembre. Fue una visita del entonces director de Guantánamo a Bagdad, para informar a Karpinski de que la cúpula del Pentágono estaba descontenta con la escasa información que obtenían de los presos de Abú Graib y querían "guantanamizar" esta cárcel. De hecho, Miller fue puesto al mando de la prisión hace dos semanas. El sábado, en una rueda de prensa en Bagdad, Miller explicó que sus recomendaciones consistían en lo que él llamo "espionaje pasivo": "Observar a los detenidos, estudiar su comportamiento y ver sus hábitos diarios".

El encuentro entre los dos generales fue tenso, según cuenta Karpinski, primera mujer con mando sobre soldados en combate y jefe de la Brigada 800 de la Policía Militar, que regenta 12 prisiones en Irak. La general asegura que se resistió a ceder el paso al espionaje militar. Sin embargo, Miller le dio un ultimátum: "Haremos esto a mí manera o de la manera dura", dijo el jefe de Guantánamo.

FUERZA LETAL Karpinski, que fue relevada de sus funciones en enero tras las acusaciones de tortura, dice también que fue Sánchez quien autorizó a los guardias de la prisión a utilizar fuerza letal contra los presos. "Estoy cansado de esta mentalidad de policía militar, quiero que disparen primero y usen fuerza no letal después", sostiene Karpinski que le dijo Sánchez.

Karpinski no es la única que trata de defenderse. The Washington Post publicó que el teniente coronel Jerry Phillabaum, otro de los oficiales implicados por el Ejército en las torturas, denunció la indiferencia de sus superiores ante la falta de conocimiento de los guardias sobre normas internacionales para el trato de presos.

Phillabaum reveló además que una guardia empleó la fuerza física contra un preso, porque pensaba que atacó a Jessica Lynch, la soldado capturada durante la invasión y después rescatada, y que el Pentágono exhibió como una heroína.