El nuevo Congreso nacido de las elecciones de ayer, en las que se ha renovado la Cámara baja y un tercio del Senado, no empieza sus sesiones hasta el 1 de enero. Será, pues, el Congreso saliente el que decida sobre los recortes fiscales aprobados en el segundo mandato de George Bush, que expiran el 31 de diciembre.

Obama quiere mantener algunas de esas ventajas fiscales, pero solo para rentas inferiores a 178.000 euros. Aunque la idea general del recorte de impuestos es vista con buenos ojos por la sociedad, buena parte de las campañas de los candidatos republicanos han incluido proclamas a favor de la reducción del déficit federal. Extender las ventajas fiscales que Bush dio a las rentas más altas añadiría 2,8 billones de euros al déficit en la próxima década.