La caravana de supervivientes que cada 27 de enero rememora la liberación de Auschwitz mengua en cada conmemoración. Han pasado ya 65 años desde que el Ejército ruso liberara el mayor campo de concentración y exterminio nazi situado a 60 kilómetros de Cracovia (Polonia), y cada vez quedan menos testigos vivos que recuerden el horror de aquel tiempo.

De las decenas de miles de presos que había en el campo un par de meses antes de su liberación, los soldados rusos apenas encontraron a 7.500 con vida. Eran los más débiles. Los que no habían podido participar en las llamadas caravanas de la muerte organizadas por los nazis desde noviembre de 1944 para desalojar el campo y borrar las huellas del horror.

Ayer, en los actos de Auschwitz, participaron 150 supervivientes. Casi ninguno se encontraba entre aquellos 7.500, sino que habían sido trasladados a otros campos o, en algunos casos, habían escapado del campo. Algo que lograron muy pocos. "Yo llegué al campo en diciembre de 1940 y estuve aquí todo 1941 y parte de 1942. Pero en una revuelta en junio de ese año participé en una huida colectiva. De los nueve que huimos quedamos dos vivos", explicaba ayer ante las cámaras el exprisionero August Kowalczyk.

Ante la pérdida progresiva de testimonios vivos, no es casualidad que el lema de la ONU para este aniversario, considerado como el de Memoria de las Víctimas del Holocausto, haya sido La herencia de la esperanza .

El recuerdo

En todos los lugares que ayer conmemoraron esta fecha se respetó una palabra: recuerdo. "Recordar lo que sucedió en Auschwitz es importante para evitar que vuelvan a repetirse estos crímenes" dijo el presidente polaco, Lech Kaczynski, en los actos centrales en Auschwitz. "Los jóvenes deben recordar, tienen que saber lo que ocurrió", afirmaba ayer en Berlín Simon Peres, que se convirtió en el primer presidente israelí en intervenir frente al Bundestag alemán en esta fecha señalada.

Peres utilizó su discurso para pedir que se continúe con la persecución de los criminales nazis: "Pido que se haga todo lo posible para que esos criminales obtengan un castigo justo".

Siguiendo en la línea del recuerdo, el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, aprovechó para pedir "ayuda a la comunidad internacional" para mantener el museo-memorial Auschwitz-Wirkenau. Se calcula que hacen falta alrededor de 100 millones de euros para poder mantener las instalaciones.

Según documentos revelados ayer por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, ex-KGB de la URSS), entre cuatro y seis millones de personas fueron exterminadas en Auschwitz.