La onda sísmica del ´no´ irlandés alcanzará está semana de lleno al decaído Gobierno de Gordon Brown. El Reino Unido se encuentra en pleno proceso de ratificación del Tratado de Lisboa, que el miércoles será nuevamente debatido en la Cámara de los Lores. Brown consiguió que la reforma fuera aprobada sin grandes algaradas en la Cámara de los Comunes, pero el rechazo en Irlanda pone en peligro la culminación del proceso parlamentario. Los euroescépticos, apoyados por la mayoría de la prensa británica, piden una consulta popular y el grupo conservador Open Europe ya ha recogido 45.000 firmas.

El expremier Tony Blair había prometido en el 2005 someter al criterio de los ciudadanos la Constitución europea, pero el no de los votantes en Francia y Holanda hizo innecesaria la convocatoria. Brown alega que el nuevo Tratado no tiene grandes implicaciones para la soberanía nacional y por tanto el referendo sobra.

Pero los euroescépticos argumentan que la actual reforma es una copia calcada de la fallida Constitución. Oficialmente la ratificación seguirá adelante, hasta que entre Dublín y Bruselas decidan cómo solucionar una crisis que pilla a Brown pendiente abajo. En un sondeo publicado por el Sunday Times , la ventaja de los conservadores (47% de las intenciones de voto) sobre los laboristas (25%) alcanzó un nuevo récord.