Ausente del ojo público desde octubre, el cabecilla radical chií de Irak, Moktada al Sadr, retomó ayer ante sus fieles su autoridad en el llamado Ejército del Mehdi, la milicia chií a la que se responsabiliza de buena parte de los asesinatos sectarios en Bagdad. En su sermón, desde la mezquita de Kufa, cerca de la ciudad santa de Nayaf, llamó a sus simpatizantes a proteger a sunís y cristianos iraquís. "He hablado con nuestros hermanos sunís y les he dicho que somos hermanos y que el ocupante no nos debe dividir; toda lucha entre nuestros hermanos del Ejército del Mehdi y el Ejército y la policía iraquí está prohibido", proclamó.