No fue la decapitación, sino un vídeo de impacto. Al cumplirse el plazo dado por el grupo de Al Qaeda en Irak, el ingeniero británico Kenneth Bigley imploró al primer ministro de su país, Tony Blair, que le salvara la vida. "Necesito su ayuda, porque usted es la única persona que puede hacerlo". "Esta es posiblemente mi última oportunidad", afirmó Bigley en la grabación, en la que añadió: "No quiero morir".

Abú Musab al Zarqaui difundió esta imagen tras haber asesinado, el lunes y el martes, a los dos compañeros norteamericanos del británico, a los que secuestró la semana pasada en Bagdad. La tensa situación se tradujo a lo largo del día en un pulso entre EEUU y el Gobierno de Bagdad por la liberación de las presas de Abú Graib, que reclamaba Zarqaui para dejar en libertad a los tres rehenes. EEUU se impuso.

ALAUI SALE AL PASO El primer ministro iraquí, Iyad Alaui, arrojó ayer un jarro de agua fría a las esperanzas de los familiares de Bigley. De visita en EEUU, Alaui desmintió categóricamente que su Gobierno tuviera previsto poner en libertad a corto plazo a las dos científicas, como había anunciado un portavoz del Ministerio de Justicia iraquí.

"Nosotros no hemos negociado ni negociaremos con terroristas para que liberen a los rehenes", respondió Alaui a la agencia Associated Press. "Realmente se me parte el corazón por las víctimas del terrorismo y sus familias, y nosotros estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos por su liberación", añadió. La Embajada de EEUU en Bagdad había dejado claro durante la jornada que no era cierta la puesta en libertad inmediata de una de las dos detenidas y, queriendo subrayar a quién correspondía la decisión, recordó que las presas permanecían bajo custodia legal de EEUU.

Todo había comenzado por la mañana, cuando el portavoz del Ministerio de Justicia, Nuri Abdelrahim, aseguró que Rihab Taha, conocida como la Doctora Germen , iba a ser liberada pronto bajo el pago previo de una fianza porque, según afirmó, no representaba "un peligro para la seguridad nacional". Además, admitió que se estaba estudiando el caso de su compañera, Huda Dalih Ammash, apodada Señora Antrax . Aunque negó que la decisión tuviera relación con las exigencias de los secuestradores, aseguró que ésta había sido tomada por el Gobierno iraquí y la coalición.

Estas declaraciones fueran recibidas con cierto alivio por la familia del británico Kenneth Bigley, a quien los secuestradores amenazan con asesinar si no se cumplen sus demandas. Como prueba de la determinación de los secuestradores, el cuerpo sin vida de Jack Hensley fue hallado ayer en el barrio de Amiriya de Bagdad. El cadáver yacía en el suelo con la cabeza en una bolsa.

Antes de que el primer ministro negara la liberación de las científicas iraquís, Paul Bigley, hermano del rehén, grabó un mensaje dirigido a los secuestradores para la televisión Al Jazira. Bigley dijo que esperaba que la puesta en libertad de la Doctora Germen se hiciera efectiva la mañana de ayer. Los secuestradores "necesitan verlo en televisión, necesitan ver mujeres caminar hacia la libertad", dijo.