La trama del 7-J conduce a Pakistán. No sólo porque los autores sean de ese país, sino porque al menos uno de ellos, Shehzad Tanwer, estuvo el año pasado cuatro meses en la ciudad paquistaní de Lahore, adonde llegó tras una estancia en Afganistán. Todo ello ha llevado al Gobierno británico a pedir ayuda a las autoridades paquistanís para aclarar los atentados.

El ministro paquistaní de Interior, Aftab Jan Sherpao, anunció ayer que Londres se ha puesto en contacto con el Ejecutivo de Pakistán para pedirle información sobre los cuatro jóvenes acusados de ser los autores del 7-J. "No quiero hacer muchas precisiones sobre este asunto, pero vamos a facilitar al Gobierno británico toda la información útil que tengamos", dijo.

La colaboración antiterrorista entre ambos países "es continua", dijo Sherpao, que destacó que los gobiernos británico y paquistaní han firmado un Memorando de Entendimiento Antiterrorista.

El hecho de que los cuatro presuntos terroristas del 7-J sean de origen paquistaní ha colocado los focos sobre la posible implicación en los atentados del Ejército de los Puros (Lashkar e Toiba).

TENTACULOS EN EUROPA Aunque hay más de 100 grupos radicales paquistanís vinculados a la red de Bin Laden, el Ejército de los Puros es el más potente. Concentra sus atentados en Cachemira, la región de mayoría musulmana que Pakistán reclama a la India, pero los servicios secretos occidentales han detectado que en los últimos años se extendía entre los inmigrantes paquistanís en Europa.

La pista del 7-J puede llevar a alguna de las organizaciones radicales con sede en Pakistán. Allí, sobre todo en ciudades como Peshawar, Lahore o Karachi, siguen las principales madrasas (escuelas coránicas) de corriente salafista, que atraen a radicales de todo el mundo, muchos de los cuales acaban en redes terroristas.