El Reino Unido no desea que se instalen controles fronterizos entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte después del 'brexit', según ha trascendido del documento oficial que se presentará este miércoles para resolver uno de los aspectos más complejos de la salida del país de la Unión Europea.

Cerca de 30.000 personas cruzan a diario los 500 kilómetros de frontera sin controles de aduanas ni de inmigración, y los negociadores británicos y de la UE deberán resolver cómo endurecer ahora estos controles sin provocar tensiones en una región que en el pasado sufrió décadas de turbulencias sangrientas antes de alcanzar el acuerdo de paz de 1998.

El documento del Gobierno británico se divulgará un día después de Londres propusiera a la UE la creación de una unión aduanera temporal para permitir la libre circulación de mercancías una vez se haya producido el 'brexit', durante al menos dos años, mientras se negocian futuros acuerdos comerciales. La propuesta, anunciada por el ministro británico para el 'brexit', David Davis, fue recibida con frialdad en Bruselas.

La 'premier' británica, Theresa May, ha avanzado la posición británica en la cuestión de Irlanda del Norte en una entrevista publicada este miércoles en el periódico irlandés Irish News: "No debería haber ninguna infraestructura fronteriza física de ningún tipo en ningún lado de la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda", ha dicho May, y ha agregado: "Quiero que la gente lo tenga absolutamente claro: el Reino Unido no quiere ver puestos fronterizos para ningún propósito", ha remarcado.

PROYECTOS DE PAZ

En la misma entrevista, May ha señalado que Londres está considerando sustituir con fondos propios los fondos europeos destinados a financiar los proyectos de paz en el Ulster, ya que considera que han sido cruciales para evitar un retorno a la violencia tras los acuerdos de paz de 1998.

Estos fondos, que han sido usados en proyectos de apoyo a las víctimas del conflicto, para fomentar los vínculos entre las comunidades católicas y protestantes y ayudar a exmilitantes de ambos bandos a encontrar trabajo, está previsto que acaben en el 2020, un año después de la prevista salida del Reino Unido de la UE. "Queremos ir más lejos, y explorar un futuro programa financiero de paz después de que abandonemos la UE", ha declarado May.

La 'premier' ha asegurado también que 'brexit' no pondrá fin a la "relación especial" con Irlanda, y en un mensaje a la comunidad nacionalista del Ulster, ha insistido en que los derechos contenidos en el Acuerdo de Viernes Santo, como el de poder reclamar la ciudadanía irlandesa, se protegerán cuando se consume la marcha del Reino Unido.