“Matteo Renzi ha sido elegido secretario (del Partido Democrático, PD) pero aún no emperador”, afirmaba esta semana Andrea Orlando, ministro de Justicia y perteneciente a una corriente de la formación de centroizquierda opuesta a la del ex primer ministro italiano. Ha pasado casi un año desde la renuncia de Renzi por el fracasado referéndum de diciembre del 2016 y ni Orlando —ni otros— han tomado el relevo. Pero las críticas que le han llovido últimamente, también desde las filas de su partido, han cuestionado que encabece él las listas del PD en las próximas elecciones.

Acorralado por sus detractores y desgastado por el alejamiento de los cargos institucionales, el propio Renzi lo ha admitido sin tapujos en una entrevista esta semana en el canal La7. “En el PD hay muchas personas que podrían ocupar el puesto”, dijo. “Uno es (el actual primer ministro, Paolo) Gentiloni”, añadió.

EL DECLIVE

Las cosas se complicaron para Renzi después de la anunciada derrota del PD el pasado domingo en las regionales de Sicilia. El candidato a primer ministro del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), Luigi di Maio, canceló un debate televisivo con él. “El PD ya no tiene un líder”, esgrimió. También Silvio Berlusconi, el renacido líder conservador, apadrina la estrategia del aislamiento político de Renzi.

Los sondeos reflejan el cambio. Una encuesta de Ipsos colocó a Renzi —quien en mayo arrasó en las primarias del PD, cosechando el 70% de los votos— en cuarta posición como el futuro primer ministro más deseado, antecedido por Di Maio, Berlusconi y Gentiloni. Otra, publicada el jueves por IndexResearch, pone a Gentiloni como el líder progresista preferido como jefe de Gobierno.

Algunas señales ya las había en las pasadas semanas. La más llamativa de todas fue un pulso mantenido en octubre por el gobernador del Banco de Italia, Ignacio Visco. Renzi se dijo abiertamente contrario a que fuera confirmado en el cargo, pero al final el Ejecutivo de Gentiloni dio luz verde. Pocos días después, otro golpe: la salida del PD de Pietro Grasso, ex fiscal antimafia y presidente del Senado. “El PD ya no es lo que era”, dijo, en un ataque indirecto a su exsocio.

LEJOS DE LA RENDICIÓN

Con todo, Renzi todavía parece lejos de la rendición. Desde el 17 de octubre, empezó a recorrer Italia en tren y no ha suspendido la iniciativa que prevé que visite las 107 provincias para calentar la campaña cara a las elecciones en primavera. Las últimas encuestas apuntan a una victoria de la coalición de centroderecha, sí, pero por estrecho margen.

En la misma entrevista en la televisión italiana, Renzi lo aclaró. “Sé que me quieren muerto, hace meses que lo intentan. (…) Pero yo no me muevo un centímetro”, afirmó. “El objetivo es una coalición amplia, que nos permita llegar al 40% (…) Y, de todas formas, el primer ministro lo decidirá el Parlamento”. Unas palabras que, al parecer, tiene previsto repetir mucho en los próximos meses.