Lo bueno de las crisis es que obligan a tomar decisiones, a posicionarse. Y en esta situación se encuentra EEUU, como el discurso de Obama el martes por la noche ante el Congreso y la posterior respuesta republicana probaron. A un lado hay una Administración dispuesta a liderar la que, si se consuma, será la mayor intervención del Estado en la economía y la sociedad estadounidense desde el New Deal de Franklin Delano Roosevelt. Al otro, un movimiento conservador que se resiste a sepultar la revolución Reagan , personificado en un Partido Republicano que, tras encajar el palo electoral de noviembre, ha decidido organizar una firme oposición de principios, ideológica, al ambicioso proyecto demócrata.

La disputada tramitación del plan de estímulo de la economía de 613.000 millones fue el prólogo de lo que está por venir. La tramitación, el debate entre gasto público y recortes fiscales y que el plan saliera adelante tan solo con el apoyo de tres republicanos, contribuyeron a delimitar las trincheras ideológicas.

ESPERANZA Y REALISMO Y en su discurso ante el Congreso, Obama dejó claro que tiene un plan, y que piensa llevarlo a cabo. Fue una intervención compleja, plagada de mensajes y en general bien recibida ayer en los medios estadounidenses. Por un lado, Obama recuperó el discurso de la esperanza y aseguró a sus conciudadanos que EEUU saldrá de la crisis. Por el otro, el presidente ofreció un diagnóstico claro de la difícil situación, explicó las causas, ofreció recetas, y se mostró ambicioso en su idea de que la recesión en realidad es una oportunidad para afrontar los problemas que durante tiempo se han escondido bajo la alfombra. Tres prioridades marcó Obama: educación, sanidad y cambio de modelo energético.

En las formas fue suave, pero en el contenido no dejó lugar a dudas: "Rechazo la idea de que el Gobierno no tiene ningún papel en crear los fundamentos de nuestra prosperidad".

Siguiendo la tradición, momentos después del discurso, el Partido Republicano respondió a Obama. El elegido fue Bobby Jindal, de 37 años, gobernador de origen indio de Luisiana y figura en alza. Su intervención no fue tan brillante como la del presidente, pero su mensaje fue diáfano: "Los demócratas ponen la esperanza en el Gobierno. Nosotros la ponemos en vosotros, en el pueblo americano", dijo Jindal, para añadir: "Nuestro partido está determinado a recobrar vuestra confianza. Y lo haremos manteniéndonos firmes en los principios".

Así las cosas, es lógico que los 52 minutos de discurso versaran casi en su totalidad sobre la economía. Sin embargo, fue curioso ver a la bancada republicana aplaudir cuando Obama dijo que pronto anunciará "un paso adelante en Irak que dejará el país a su gente y responsablemente acabará esta guerra". Según The New York Times, las tropas de combate saldrían del país árabe en agosto del 2010.