"John McCain no tiene miedo de decirte que discrepa contigo. Creedme, lo sé". La humorada de George Bush, transmitida desde la Casa Blanca a través de un vídeo con la excusa del huracán Gustav , fue recibida con carcajadas. Ese fue el principal mensaje de la convención republicana el martes por la noche en Saint Paul: McCain no es, como lo presenta el Partido Demócrata, la continuación de los ocho años de Bush. McCain es lo que en inglés llaman un maverick , un radical libre del partido cuya elección no supondría un tercer mandato de Bush.

Cosas de la política y las campañas electorales, este carácter independiente que tantos problemas le ha creado con su partido en los últimos ocho años (su oposición a la estrategia en Irak, que no a la guerra; su reforma de la financiación electoral; sus posturas sobre el cambio climático y la inmigración) se ha convertido en una de las bazas de McCain en su pulso con Barack Obama. Uno a uno, los oradores de la primera sesión política de la convención fueron repitiendo de forma machacona este mensaje: el héroe de guerra solo rinde cuentas consigo mismo.

COYUNTURA ADVERSA Que Bush no estuviera en Saint Paul --haciendo virtud de la necesidad del Gustav -- ayudó en la escenografía, necesaria para combatir una coyuntura política adversa para los republicanos: una guerra impopular, una economía en crisis, un presidente que bate récords de malas encuestas y un candidato demócrata que hace bandera del mensaje del cambio.

Fue especialmente valiosa para McCain la intervención de Joe Lieberman, el senador independiente demócrata por Connecticut enfadado con su partido y que fue el número dos del ticket de Al Gore en la campaña del 2000 contra Bush. Más allá del detalle (delicioso) de que Lieberman logró que una convención republicana aplaudiera el legado de Bill Clinton, el senador apeló directamente a los demócratas indecisos y a los independientes. "John McCain es la mejor opción para unir el país y mover a América hacia adelante. La vida de McCain dice una verdad: ser demócrata o republicano es importante, pero es más importante ser americano", dijo.

Como la mayoría de los oradores, el senador criticó a Obama y elogió a Sarah Palin, la candidata a la vicepresidencia que se ha convertido en la estrella de la convención y a la que Lieberman describió como una "reformista" al estilo de McCain. Palin era la oradora estrella de la sesión de anoche (madrugada de hoy en España), cuando estaba previsto que el partido nombrara a ambos como su ticket presidencial.

El discurso de Palin era muy importante para los republicanos y para ella. Redactado por un exescritor de discursos de la Casa Blanca, estaba previsto que consistiera en "un mensaje de reforma y seguridad nacional", según Steve Schmidt, estratega de la campaña de McCain. Pero, por encima de todo, Palin planeaba presentarse al país tras varios días de ebullición mediática y de críticas que han indignado a los republicanos. "Vamos a impactarlos. Nos gusta cuando la gente nos subestima", dijo un portavoz de McCain.

Este es el ambiente que ha generado Sarah Palin: los republicanos tienen un objetivo y un enemigo comunes en los que centrarse. Y, sobre todo, están satisfechos porque Palin ha sacudido la campaña. La iniciativa, creen, ahora es suya.