Justo en el momento en que dos funcionarios de la ONU estudian in situ las condiciones de seguridad y los mandos militares norteamericanos hablan de un brusco descenso en los ataques insurgentes, la violencia rebrotó con fuerza durante la jornada de ayer en Irak. Al menos cinco soldados de EEUU perdieron la vida en sendos ataques con explosivos en Faluya y Jaldiya, dos ciudades situadas al oeste de Bagdad, mientras que en Samarra, al norte de la capital, un artefacto hizo explosión al paso de un vehículo y mató a cuatro iraquís.

El atentado de Samarra tuvo como escenario las proximidades del juzgado local, del ayuntamiento y de la comisaría de policía. La explosión se produjo poco antes de que los concejales locales eligieran a sus representantes en la Asamblea provincial, un acto que algunos observadores interpretaron como la primera acción armada contra el plan de EEUU para transferir la soberanía a un Ejecutivo iraquí.

APOYOS SIN RESERVAS Jaldiya y Faluya son dos ciudades donde la mayoría de sus habitantes apoyan sin reservas a la resistencia. Ayer, ambas localidades fueron escenario de sendos ataques contra las tropas norteamericanas. Primero fue en Faluya, donde dos militares perdieron la vida cuando una mina hizo explosión al paso del convoy en el que viajaban. Horas más tarde, el Ejército de EEUU anunció que un coche con explosivos saltó por los aires a la entrada de una base, causando la muerte a otros tres soldados y heridas a seis.

Con estos atentados, el número de soldados de EEUU muertos desde el inicio de la campaña, según el recuento oficial, se eleva a 512 muertos. Al menos 354 perecieron en combate o en ataques de la resistencia.

Esta oleada de atentados dificulta aún más la misión que realiza desde el viernes en la capital iraquí una misión de las Naciones Unidas, compuesta por un consejero militar y un especialista en seguridad. Ambos funcionarios deben evaluar los riesgos de un retorno de la ONU a Irak, una organización que ha sufrido dos atentados en la sangrienta posguerra iraquí e incluso perdió a su representante, el diplomático brasileño Sergio Viera de Mello. El líder espiritual de la comunidad shií de Irak, el gran ayatolá Alí Sistani, pidió a la organización internacional que enviara un equipo de expertos para dictaminar si era posible celebrar elecciones por sufragio universal antes del 30 de junio.

A pesar del goteo diario de muertos, una encuesta realizada por la administración ocupante y hecha pública ayer reveló que lo que los ciudadanos temen con más fuerza es al peligro de una guerra civil. Un 30% de encuestados expresaron su miedo a que se produzca un baño de sangre, mientras que algo más de la mitad (un 16,5%) se sienten amenazados por los coches bomba.