En una de sus acciones más atrevidas, la resistencia iraquí atacó ayer con un lanzagranadas el Hotel Rashid de Bagdad, donde se alojaba el subsecretario de Defensa norteamericano, Paul Wolfowitz, y que alberga a altos responsables de la Autoridad Provisional de la Coalición, dirigida por EEUU. Al menos ocho obuses impactaron en el edificio. El número dos del Pentágono salió ileso, pero un soldado norteamericano perdió la vida y otras 15 personas resultaron heridas.

El ataque se produjo ocho minutos después de las 6.00 de la mañana, hora local (dos horas más tarde en España). De los 15 heridos, 11 son norteamericanos (siete civiles y cuatro militares). La nacionalidad de los otros cuatro no ha sido revelada pero, según informaron fuentes militares españolas, entre los heridos no hay ningún español.

TONO DESAFIANTE

Poco después, Wolfowitz compareció ante los periodistas que le acompañaban en el viaje. Aunque visiblemente afectado, habló en tono desafiante. "Este ataque terrorista --dijo-- no nos disuadirá de completar nuestra misión, que es la de ayudar al pueblo iraquí a liberarse de esta clase de criminales (...). Algunos se niegan a aceptar la realidad de un Irak nuevo y libre".

El Hotel Rashid es, teóricamente, uno de los edificios más protegidos de Bagdad. Se encuentra ubicado en un recinto totalmente fortificado por muros de cemento y alambradas. Los artefactos fueron lanzados desde un tráiler colocado en una avenida colindante --que las fuerzas norteamericanas reabrieron al tráfico hace sólo un mes-- junto al parque zoológico de Bagdad, a unos 400 metros del hotel.

"RUDIMENTARIO PERO HABIL"

El general norteamericano Martin Dempsey, al mando de la Primera División Blindada de EEUU y máximo responsable militar en la ciudad, señaló anoche en una rueda de prensa que el tráiler había sido diseñado "para que pareciera un generador", una maquinaria que ahora abunda en Bagdad por los frecuentes cortes de electricidad. Dempsey dijo que el lanzagranadas había sido fabricado "de forma muy rudimentaria, pero hábil".

Los atacantes huyeron en un vehículo todoterreno de color blanco y abandonaron el tráiler, que fue activado por un temporizador. Según explicó Dempsey, las fuerzas de Estados Unidos comprobaron después que el aparato disponía de 40 tubos lanzagranadas y todavía quedaban 11 obuses por disparar. El militar estimó que el ataque fue preparado con cierta antelación (quizá unos dos meses), así como que sus autores llevaron a cabo "algún tipo de reconocimiento, y probablemente, ensayos".

El secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, se mostró ayer sorprendido por la intensidad que han adquirido los ataques contra los intereses estadounidenses en Irak. A última hora de la noche, al menos otras dos explosiones se dejaron oír en el centro de Bagdad, muy cerca del Hotel Rashid, atacado la madrugada del domingo.