En una acción calcada de la llevada a cabo la madrugada del domingo en Faluya, las tropas estadounidenses hicieron una incursión ayer en la localidad de Jalidiya, al oeste de Bagdad, donde detuvieron a nueve iraquís sospechosos de pertenecer a las guerrillas fieles a Sadam Husein. El nuevo asalto de la operación Escorpión del Desierto, la segunda gran ofensiva militar que EEUU emprende contra la resistencia iraquí, ha puesto de manifiesto la voluntad de las fuerzas ocupantes de hacerse definitivamente con el control de la zona al oeste de la capital donde ha tenido lugar el mayor número de ataques contra sus soldados desde el final de la guerra.

Sin embargo, los ataques de los rebeldes se trasladan a otros lugares del país. La estrategia de los guerrilleros es golpear y huir, y eso es lo que han hecho en la localidad de Mushahida, situada a unos 20 kilómetros al noreste de Bagdad, donde han atacado un convoy militar de EEUU y herido de gravedad a dos soldados.

Lo que parece ser la respuesta de los leales a Sadam a la operación Escorpión del Desierto también dejó dos soldados de EEUU heridos en otra emboscada en Duhail. En Jalidiya, las tropas estadounidenses dejaron detrás suyo a una población iracunda. "Dormíamos cuando entraron en la casa", relató un vecino: "Me tiraron al suelo, me amarraron las manos, hicieron lo mismo con mis dos hijos y nos cubrieron la cabeza con unas bolsas negras. Se comportaron como monstruos".