Una mansión georgiana del siglo XVIII. Eso es lo que le esperaba ayer al fundador de Wikileaks, Julian Assange, tras salir en libertad condicional bajo fianza. Pero que no se haga ilusiones. Dispondrá solo de una de las 10 habitaciones de la espaciosa morada --eso sí, podrá elegirla él mismo--, no tendrá acceso a internet y tendrá que pagar tanto por el alojamiento como por la manutención.

Así, al menos, lo asegura Vaughan Smith, propietario de la vivienda. Smith, periodista, corresponsal de guerra, aventurero y exoficial del Ejército británico, sumado ahora al grupo de celebridades que han tomado partido por Assange, ofreció la vivienda al jefe de Wikileaks para que pudiera cumplir con la exigencia de un domicilio conocido y hacer realidad la libertad condicional. "Yo me pongo del lado del oprimido. Es un amigo, tengo confianza en él. No creo que vaya a huir", dijo.

Antes del pasado día 7, cuando fue a declarar a la policía y resultó arrestado, Assange ya vivía oculto en otra propiedad de Smith, el Frontline Club, en el oeste de Londres.

Ellingham Hall, la mansión en cuestión, está en el condado de Suffolk, en plena campiña inglesa y en un paraje aislado. "Ha pertenecido a mi familia durante los últimos 225 años", explicó Smith al rotativo The Guardian . Hay un guardián que también cocina. Y una bodega bien surtida. Más le vale, porque Assange puede pasarse meses.