El acosado presidente venezolano, Hugo Chávez, entona por televisión el Aleluya de Luis Eduardo Aute tras asegurar que el año que viene "será el año de la revolución, se repartirán tierras a los campesinos y se aplicará a fondo la Constitución y las leyes de la República Bolivariana". Al mismo tiempo, la oposición hace un "compromiso por la victoria" al mes de la revuelta, y concentra una colorida multitud en la avenida caraqueña de la Victoria, siempre a la espera de esa "gran marcha nacional hasta Miraflores".

Chávez ha volado de Barcelona a Valencia, del estado de Anzoátegui al de Carabobo, de puertos petroleros a plantas de distribución de gasolina, en una "lucha por la patria y por Petróleos de Venezuela (PDVSA)" que se dirime hora a hora y palmo a palmo.

CONDECORACIONES

El gobernante reparte condecoraciones como si fueran caramelos a los marinos que ya han recuperado 13 buques. Sus círculos bolivarianos disuelven a pedradas y cohetazos la enésima marcha escuálida de Barquisimeto, en Lara, de donde Marisabel, la exprimera dama voló, dicen, a un mundo Disney.

Un locuaz Chávez presenta desde Yagua, Carabobo, su programa dominical Aló Presidente. Vestido de color petróleo verde olivo, dice haber eludido la "puñala trapera de los golpistas" y canta "¡Oh, Patria mía...!" antes de pedir "a toda Venezuela, a todos los sectores, blancos, negros e indios" que "ayuden a salvar a la patria de los antipatriotas y traidores a su propia madre". Propone erigir un monumento a la "batalla de Yagua", donde sus fieles pusieron en marcha una planta de distribución de combustible saboteada y luego abandonada por los saboteadores.

Nueve manifestaciones desbordan la avenida Victoria; sobran las manifestaciones y falta el combustible. Las colas son ya de días y los conductores hastiados cortan la carretera Panamericana. El vicepresidente, José Rangel, no tiene empacho en decir que la situación "es excesivamente normal".