El binomio “copas y mujeres” y “países del sur” puede terminar atragantándosele al presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y moviéndole de una silla en la que lleva sentado más de cuatro años. Sus palabras asegurando que los países del sur de Europa “no pueden gastarse todo el dinero en copas y mujeres y después pedir ayuda” han generado una revuelta política que sigue escalando de nivel. “Europa solo será creíble como proyecto común el día en el que el señor Dijsselbloem deje de ser presidente del Eurogrupo y se disculpe ante todos los países y personas a las que ha ofendido profundamente con sus palabras”, ha advertido el primer ministro portugués, el socialista Antonio Costa.

“Cuando antes se vaya mejor”, ha pedido desde Roma el ex primer ministro italiano y también socialista Matteo Renzi. “Yo no lo hubiera dicho. Creo que está mal”, ha valorado la comisaria de Competencia, la liberal danesa Margrethe Vestager, distanciándose del político holandés, que este miércoles ha tratado de apagar el incendio a través de su portavoz aclarando que no se refería "a ningún país ni grupo de países en concreto".

Dijsselbloem abandonó el lunes la reunión de ministros de la Eurozona relativamente tranquilo y con la carrera por su sucesión bastante controlada. Su mandato no expira hasta el 2018 y él, pese a la debable electoral de su partido (el socialista PvdA) en las elecciones del 15 de marzo, quiere seguir en el puesto aunque deje de ser ministro en Holanda. Es más, más allá del Ministerio de Economía español, nadie el lunes prestó excesiva atención a unas palabras dirigidas a la ortodoxa audiencia alemana.

El martes las tornas cambiaron. Fueron muchos los eurodiputados que saltaron en tromba tras leer la entrevista publicada el lunes en el 'Frankfurter Allgemeine Zeitung' pidiendo explicaciones y su cabeza. El socialista holandés, que compareció ante la comisión de asuntos económicos por la tarde, no solo se negó a retractarse sino que se reafirmó en sus palabras y reiteró el discurso de siempre: que los países rescatados deben cumplir con los ajustes y reformas porque la solidaridad no viene gratis.

“No hace falta que me lea mis declaraciones. Han salido de esta boca”, le espetó al eurodiputado de ICV Ernest Urtasun, quien previamente le había repetido su propia declaración al diario: “En la crisis del euro, los países del norte se han mostrado solidarios con los países afectados por la crisis. Como socialdemócrata, atribuyo a la solidaridad una importancia excepcional. Pero el que la solicita tiene también obligaciones. Uno no puede gastarse todo el dinero en copas y mujeres y luego pedir ayuda”.

PORTUGAL E ITALIA PIDEN SU CESE

Sus palabras, su actitud y, sobre todo, su negativa a disculparse no han pasado desapercibidas y a tenor de la reacción al más alto nivel político le pueden salir muy caras. No solo piden su cabeza los grupos políticos españoles presentes de la Eurocámara -desde el PP hasta el PSE, IU o ICV-, numerosos políticos de su familia socialista le han censurado y algunos gobiernos han reaccionado con firmeza empezando por el portugués. “El presidente del Eurogrupo no está en posición de seguir como presidente del Eurogrupo”, ha advertido el ministro de Exteriores portugués, Augusto Santos Silva, en una declaración oficial.

Portugal, tal y como las calificó el martes el ministro español de Economía, Luis de Guindos, considera “muy desafortunadas” las palabras y “absolutamente inaceptables” porque “esta idea de que la gente gasta dinero en vino y mujeres es una forma de expresarse que no es apropiada para un ministro de Finanzas europeo”. Su opinión es compartida en la familia socialista, a la que pertenece Dijsselbloem. El ex primer ministro italiano Matteo Renzi, también ha saltado ante el derrape verbal del principal aliado del alemán Wolfgang Schaüble y ha advertido que el holandés no solo debería haber callado y dejado las “bromas estúpidas” a un lado, sino que debería quitarse de en medio.

“Creo que una persona como Dijsselbloem, que aunque no se ha dado cuenta también pertenece al partido socialista europeo, no merece ocupar el cargo que desempeña. Cuanto antes dimita mejor. Si no por él, por la credibilidad de las instituciones europeas”, ha exigido, y le ha pedido que si quiere ofender a Italia lo haga en un bar debajo de su casa y no desde su puesto de presidente del Eurogrupo. El ministro Luis de Guindos, que se enfrentó al holandés por el puesto en julio del 2015 y perdió la batalla, ha indicado desde el Congreso que confía en que su colega holandés se haya arrepentido.