Ecuador pareció revivir ayer sus antiguos días de fragilidad con una rebelión de policías detrás de la cual el presidente Rafael Correa aseguró ver la mano conjurada de sus enemigos políticos. Correa habló de un "intento de golpe de Estado" que "se ha venido preparando desde hace largo tiempo". Y para sofocarlo, decretó el estado de excepción por una semana. Los militares quedaron a cargo de la seguridad interna. El presidente de la Asamblea Nacional, Fernando Cordero, de visita oficial en Zaragoza, abonó la tesis del presidente. "Es difícil pensar que haya sido una revuelta espontánea", afirmó, informa Cristina Uriel.

El enfrentamiento entre Correa y sus adversarios venía subiendo de tono en las últimas semanas. Pero no estaba en los cálculos del Gobierno que cientos de uniformados salieran a la calle al grito de "Correa, te jodiste. Con los policías te metiste". Los sublevados reclaman la restitución de unas bonificaciones que han sido integradas al salario. Las autoridades aseguran que los policías fueron manipulados y nunca pensaron en reducirles los beneficios. "Hay una distorsión social. Se le ha dicho a la gente que se les va a bajar los sueldos", manifestó Correa y llamó a los "policías patriotas, que son la mayoría, a volver a la normalidad".

SUSPENSION DE VUELOS Los ecuatorianos se despertaron en medio de movimientos extraños y rumores. Los amotinados tomaron la Asamblea Nacional, la base aérea Mariscal Sucre y el aeropuerto internacional de Quito, lo que obligó a suspender los vuelos. En Guayaquil, la segunda ciudad del país, las fuerzas de seguridad se declararon en huelga facilitando el asalto a un banco y varios comercios.

En la capital, al calor de los neumáticos quemados en un piquete policial y la propagación de noticias más apocalípticas de las que en rigor sucedían, muchas familias sacaron a sus hijos de las escuelas y algunas empresas enviaron a sus empleados de regreso a sus casas. Internet se colapsó. El presidente del directorio del Banco Central, Diego Borja, pidió a la población no hacerse eco de informaciones falsas. "Lo peor que se podría hacer en este momento es sacar dinero". A la par, cientos de personas marcharon hacia el Palacio Carondelet, sede del poder ejecutivo. "Correa, amigo, el pueblo está contigo", corearon.

Ecuador ha convertido las destituciones en una suerte de deporte: desde 1997 ha tenido ocho presidentes. Los militares siempre tuvieron la última palabra. El jefe del comando de las Fuerzas Armadas, el general Ernesto González, dio esta vez una clara señal: "Estamos en un Estado de derecho. Estamos subordinados a la máxima autoridad que es el señor presidente de la República", subrayó.

Florencio Ruiz, jefe del Estado Mayor de la Policía, llamó a sus subordinados a la calma y advirtió de que "políticos sin escrúpulos e incluso delincuentes" pueden aprovechar la situación.

Ruiz negó que los policías formen parte de un complot contra Correa. "Todo lo contrario, estamos apoyando su gestión". No obstante consideró que algunos puntos de la ley afectan a las fuerzas de seguridad como las mejoras por ascenso y los mecanismos de cese, y apeló a la "sensibilidad" de las autoridades para que se revise la norma.

Por su parte, el presidente de Perú, Alan García, ordenó ayer el cierre de la frontera con el vecino Ecuador y afirmó que esta situación se mantendrá "hasta que sea restaurada la autoridad de Correa". García también anunció que los cancilleres de Suramérica viajarán a Guayaquil para "defender la democracia". El dirigente especificó que si el encuentro no se puede celebrar en la ciudad ecuatoriana, se hará en la peruana de Piura.

REUNION EXTRAORDINARIA El Consejo permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) se reunió anoche con carácter extraordinario para analizar la situación creada en Ecuador. Durante el encuentro, se debía aprobar un proyecto de resolución para "respaldar decididamente al Gobierno constitucional" de Correa. Asimismo, los embajadores de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA) tenían previsto también reunirse en la embajada de Ecuador en Caracas. Forman parte de ALBA, Ecuador, Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua.