"Estamos muertos de miedo y no podemos salir del hotel". Con esta rotundidad se expresaba Arminia Dengra, barcelonesa de 57 años, en conversación telefónica con este diario desde Bangkok. La mujer se encuentra atrapada en Tailandia desde el pasado viernes, junto a cinco de los más de 100 turistas españoles. Los viajeros se vieron sorprendidos por los enfrentamientos entre manifestantes y partidarios del Gobierno, que han causado un muerto y 50 heridos.

Los 10.000 manifestantes que fueron desalojados del Palacio del Gobierno desoyeron ayer la orden de las autoridades de marcharse a sus casas, y otros partidarios de la Alianza del Pueblo para la Democracia (derecha tradicionalista) volvieron a tomar tres aeropuertos turísticos del sur del país --Krabi, Hat Yai y Surat Thani-- y bloquearon todas las líneas de ferrocarril, por lo que ayer no se movía ningún tren en toda Tailandia.

El primer ministro, Samak Sundaravej --a quien los opositores exigen que presente su dimisión--, decretó el estado de excepción en Bangkok y ordenó al Ejército restablecer el orden en las calles. Entretanto, la Comisión Electoral recomendó al Tribunal Constitucional la disolución del partido que lidera Sundaravej, el Partido del Poder del Pueblo (derecha más moderna), por un delito de supuesta compra de votos.

"Todo esto lo vemos por televisión. Nos han dicho que no salgamos, y eso hacemos", aseguró Arminia Dengra, que solo pide poder regresar a Barcelona para reabrir su peluquería. De momento ha conseguido un billete para el jueves.

A Arminia Dengra le sorprendieron los disturbios el pasado viernes en la isla de Phuket, junto a otros 20 españoles. El aeropuerto fue tomado por los manifestantes antigubernamentales y los turistas españolas tuvieron que viajar 15 horas en autobús hasta Bangkok. La española se lamentó de su mala suerte: "Salimos del fuego para meternos en las brasas. Acababan de desalojar el edificio del Gobierno y las protestas iban en aumento".

LLEGAN MAS TURISTAS Pese a la grave crisis, ayer seguían llegando al aeropuerto internacional de Suvarnabhumi centenares de turistas de todo el mundo, incluidos españoles. Un operador turístico tailandés aseguró a este diario: "Los desórdenes se centran en el distrito del Palacio del Gobierno, pero en el resto de Bangkok hay tranquilidad gracias a la mayor presencia del Ejército y la policía". Preguntado por el cierre de los aeropuertos, agregó: "Tenemos Phuket abierto, que para nosotros es vital. El resto no nos importa tanto". Al turoperador no le resulta extraño que sigan llegando turistas desde España y otros países: "La situación es complicada, pero no nos enfrentamos a un golpe de Estado".

GOLPE DESCARTADO El jefe del Ejército, el general Anupong Paochida, descartó dar un golpe militar para zanjar la crisis política e institucional, así como el uso de la fuerza contra los manifestantes. Uno de los líderes de la protesta, Chamlong Srimuang, exgeneral y exgobernador de Bangkok, insistió en que no se marcharán hasta que logren que dimita el primer ministro. Anoche, decenas de miles de personas seguían ante el Palacio del Gobierno, provistos de palos, machetes, tirachinas y también algunas armas de fuego.