La multitud que acudió a Roma después de la muerte de Juan Pablo II obligó a engrasar la máquina de seguridad y protocolo que ahora se pone en marcha para la misa de inicio de pontificado que mañana oficiará el Papa en la plaza de San Pedro. La ciudad espera la llegada de unos 500.000 peregrinos, 100.000 de ellos alemanes, además de 150 delegaciones extranjeras y representantes de otras religiones.

"La ciudad se prepara con serenidad para otra prueba extraordinaria", declaró ayer el alcalde, Walter Veltroni. La prueba incluye cerrar a la circulación desde la tarde de hoy la plaza de San Pedro y la Via della Concilliazione, que desemboca en ella, desviar el tráfico de muchas calles, disponer aparcamientos y campos de alojamiento, cerrar el aeropuerto cívico-militar de Ciampino, que queda sólo para las representaciones de países e instituciones, y movilizar a 10.000 policías. Unos 2.000 voluntarios alemanohablantes de Bolzano atenderán a los compatriotas del Papa.

El plan diseñado por el director de Protección Civil, Guido Bertolaso, incluye el uso de aviones Awacs de la OTAN, que vigilarán el cielo romano, cerrado mañana al tráfico aéreo de 8 a 12. Cazas italianos están preparados para interceptar cualquier vuelo incontrolado y una fragata con misiles protegerá la costa.

Habida cuenta de que la plaza de San Pedro y la calle de la Conciliación, con pantallas gigantes a cada lado y equipos de sonido, no pueden albergar más de 300.000 personas, se instalarán receptores gigantes en varios puntos de la ciudad, donde se podrá seguir la misa en directo. Los medios de información deberán ocupar las tribunas que tienen reservadas a partir de las siete de la mañana.

Entre las autoridades extranjeras que acudirán figurarán el presidente y el canciller de Alemania, Horst Köhler y Gerhard Schröder, y una delegación bávara que incluirá al sacerdote Georg Ratzinger, de 81 años, hermano del Papa.

Por EEUU, Cheney

Estados Unidos estará representado por el vicepresidente, Dick Cheney; Francia, por el primer ministro Jean-Pierre Raffarin; Colombia, Argentina, Honduras, Paraguay, El Salvador y la República Dominicana, por sus respectivos presidentes. La representación española la encabezarán los Reyes e incluirá a varios ministros del Gobierno. El presidente de Irán, Mohamed Jatami, que no se desplazará a Roma, envió ayer un telegrama de felicitación a Joseph Ratzinger en el que alaba su combate contra el relativismo.