Próximo al terminal T3 del aeropuerto de Roissy-Charles de Gaulle (a 20 kilómetros al norte de París), el Hotel Ibis fue ayer el triste escenario de un siniestro ballet. Durante todo el día y buena parte de la noche, familiares y amigos de las víctimas del vuelo FSH 604 Sharm el Sheij-París, que se estrelló en el Mar Rojo, se sucedieron para recibir como "un mazazo" la confirmación de la muerte de algún ser querido o de familias enteras.

Michel Clerel, jefe del servicio médico del aeropuerto, describió así el estado de ánimo de estas personas: "Esperaban con ilusión el regreso de vacaciones de sus familiares y acaban de enterarse brutalmente de que están todos muertos".Los rostros se sucedían deshechos por el dolor, aunque algunos salían visiblemente aliviados. "Ya te había dicho que su vuelo llegaba mucho más tarde", recriminaba un marido a su esposa, que llorosa, no acababa de creerse que su hija llegaría unas horas más tarde. A otros, el mundo se les vino encima al confirmar que el nombre que buscaban estaba entre los desaparecidos."Naturalmente, están hundidos, en un estado que nadie puede imaginar a no ser que haya pasado por un drama similar", señaló el ministro de Transportes Gilles de Robien. La

"Ya te había dicho que su vuelo llegaba mucho más tarde",

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