El secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, rechazó ayer dimitir por la penosa marcha de la posguerra iraquí, en el transcurso de un agresivo interrogatorio a cargo de senadores republicanos y demócratas, irritados por el sangriento conflicto. El jefe del Pentágono desestimó los llamamientos, hechos incluso desde las filas republicanas, para fijar un calendario para la retirada de las tropas del país, y dijo que sería "un error" que daría "un balón de oxígeno a los terroristas".

"¿No es hora de que dimita?", espetó a Rumsfeld el senador demócrata Edward Kennedy, durante una tormentosa audiencia del Comité de Servicios Armados del Senado. "El presidente Bush me ha pedido que siga", replicó cortante Rumsfeld.

Rumsfeld rechazó que la posguerra iraquí se haya convertido en un "cenagal" donde están atrapados 140.000 soldados de EEUU, como la calificó el senador Kennedy. Además, recalcó que EEUU "no está perdiendo esta guerra", como señalan cada vez más voces.

Pese a los 1.728 soldados estadounidenses fallecidos desde la invasión de Irak, en marzo del 2003, y de la diaria riada de atentados, el secretario de Defensa calificó de "falsa" la "sugerencia" de que el Pentágono "dibuja una imagen demasiado rosada de la situación".

CRECE EL PESIMISMO En EEUU cunde el pesimismo respecto a la guerra. Los últimos sondeos cifran entre el 57% y el 59% el porcentaje de ciudadanos que desaprueba la forma en la que Bush está gestionando el conflicto. Entre un 51% y un 53% cree que no valió la pena invadir el país. Este sentimiento presiona al Congreso, donde son cada vez más las voces de ambos partidos que critican a la Casa Blanca por el conflicto.

Por otra parte, cuatro expertos de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU denunciaron ayer que EEUU no les permite la entrada en el centro de Guantánamo.