La responsabilidad de Donald Rumsfeld en las torturas de Abú Graib crece. Según The New Yorker , el secretario de Defensa de Estados Unidos aprobó extender a Irak un "programa de acceso especial", el término que se usa para operaciones de espionaje clandestinas y fuera de la ley, que inicialmente se diseñó para perseguir a Al Qaeda. En ese programa --SAP, en sus siglas en inglés-- se enmarcan los abusos en la prisión de Abú Graib, de los que el presidente, George Bush, y Rumsfeld han responsabilizado a "unos pocos" reservistas.

Descontento con la escasa efectividad de las operaciones especiales contra Al Qaeda en Afganistán, Rumsfeld aprobó uno de esos programas que permitían a los agentes del espionaje actuar sin someterse a los procesos burocráticos de aprobación de operaciones y que, dada su clasificación, permiten no informar al Congreso sobre su existencia. En ese programa participaron menos de 200 personas y, según un antiguo miembro del espionaje, fue aprobado por la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice. El presidente Bush también fue informado de que existía.

VEJACIONES SEXUALES Meses más tarde comenzó la guerra de Irak. Cuando tras la victoria militar el Pentágono empezó a darse cuenta de que no tenía casi información sobre la insurgencia que complicaba la posguerra, Rumsfeld amplió el SAP. El subsecretario de inteligencia, Stephen Cambone, llevó el programa hasta la prisión de Abú Graib, permitiendo que el espionaje militar y la CIA emplearan técnicas duras y humillantes, incluidas las vejaciones sexuales, con los presos para obtener información sobre la resistencia.

"La Casa Blanca encargó esto al Pentágono, y el Pentágono se lo encargó a Cambone. Era el negocio de éste, pero Rumsfeld y Myers aprobaron el programa", dijo a The New Yorker un asesor del Departamento de Defensa.

El nuevo artículo de Seymour Hersh promete poner en más apuros a Rumsfeld y a Bush. "Si esto es verdad, aumenta la dimensión de este asunto y merece un escrutinio importante. Haré todo lo posible para llegar hasta el fondo de éstas y todas las acusaciones", advirtió el senador republicano John McCain.

Pese al imparable descenso de su credibilidad, Bush confirmó ayer que las tropas de EEUU permanecerán en Irak tras el traspaso de poderes --limitados-- al Gobierno provisional iraquí, el 30 de junio. "La misión vital de nuestras Fuerzas Armadas continuará el 1 de julio y más allá. Nuestras fuerzas seguirán en Irak ayudando al pueblo iraquí hasta que los iraquís puedan asegurar su propio país", dijo.

RETIRADA Sus palabras pincharon un globo sonda que lanzaron en menos de 24 horas su administrador en Irak, Paul Bremer, y su secretario de Estado, Colin Powell, que dijeron que EEUU se retiraría si se lo pedía el Gobierno interino. "No pierdo el sueño pensando que nos puedan pedir que nos marchemos", había dicho Powell el jueves.

El candidato demócrata a las presidenciales, John Kerry, atacó la falta de previsión de Bush al lanzarse a una guerra innecesaria. "Esta nación nunca debe ir a una guerra porque quiere, sino porque debe --dijo--.