Rusia acusó ayer a EEUU de obstaculizar las negociaciones sobre un nuevo tratado de reducción de potenciales nucleares, cuya firma estaba prevista para el 6 de diciembre entre el presidente ruso, Dmitri Medvédev, y su homólogo estadounidense Barack Obama. "Durante los dos o tres últimos días, hemos constatado que la delegación estadounidense frenaba las negociaciones en Ginebra. Nos dicen que aún necesitan recibir instrucciones adicionales" sobre la conclusión de un nuevo acuerdo START, declaró el ministro de los Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, a la televisión nacional.

Según Lavrov, eso significa que la firma de un nuevo acuerdo durante la conferencia de la ONU sobre el clima en Copenhague es "altamente improbable". "Es la hora de librarse de la excesiva desconfianza. Muchos asuntos clave ya están acordados. Lo más importante ahora es no revisarlos", indicó Lavrov.

La firma del nuevo acuerdo de reducción de potenciales nucleares inicialmente estaba prevista para el 6 de diciembre, cuando vencía el anterior tratado START-1. Sin embargo, a causa de varias discrepancias entre Moscú y Washington, ese acto se aplazó hasta el 18 ó 19 de diciembre. Ahora, altos funcionarios de los dos países señalan finales de enero como nueva posible fecha para la firma.

"La causa del aplazamiento es muy simple: el documento no está listo. Quedan asperezas que hay que limar antes de presentar el texto a los presidentes", explicó al diario moscovita Kommersant un negociador ruso.

DISCREPANCIAS Mencionó como la principal manzana de la discordia el desacuerdo sobre el número de portadores de cabezas nucleares, que Obama y Medvédev acordaron en julio reducir hasta un máximo de entre 1.000 y 500 proyectiles. El especialista indicó que Rusia puso como tope 500, y aún rechaza la última cifra de EEUU, de 800. Lavrov explicó que esa sugerencia contradice el objetivo de "garantizar una reducción lo más amplia posible de las armas estratégicas ofensivas y unos mecanismos de control adecuados al nuevo tratado". Otro obstáculo es la intención del Kremlin de evitar las inspecciones estadounidenses de empresas que fabrican los misiles Bulavá y Tópol.

Mientras, el Kremlin se plantea ampliar su participación en la operación de la OTAN en Afganistán a petición del secretario general de la Alianza, Anders Rasmussen. Rusia cede su espacio aéreo para el transporte de armas y el terrestre para el tránsito de cargamentos no militares. Rasmussen pidió a Moscú que suministre más helicópteros, piezas y combustible, y la formación de pilotos, policías y fuerzas de seguridad afganas.