Las autoridades rusas retornaron ayer a su retórica de hace una década para amenazar a los autores de los sangrientos atentados suicidas perpetrados el lunes en el metro de Moscú, que causaron 39 muertos. El presidente, Dimitri Medvédev, pidió al Parlamento que restaurara la pena de muerte por crímenes de terrorismo, mientras el primer ministro, Vladimir Putin, exigió que los servicios especiales sacaran "de las cloacas" a los responsables de la matanza.

"Tenemos razones para revisar los asuntos relacionados con las prácticas judiciales respecto al terrorismo", declaró Medvédev. El presidente del Comité del Consejo de la Federación (Cámara alta) para Asuntos Legales y Jurídicos, Anatoli Lyskov, precisó que los senadores están preparando varias enmiendas urgentes al actual Código Penal que permitan "proponer a la sociedad una nueva paleta de castigos a los terroristas, para que las personas implicadas en un atentado sepan lo que les espera". Se espera que esas enmiendas introduzcan la pena capital para los autores de atentados con numerosas víctimas, así como que eliminen la posibilidad de que los terroristas sean indultados.

El Kremlin impuso una moratoria sobre la pena de muerte en 1996, año en el que se sumó al Consejo de Europa. Además, firmó la Convención Europea de Derechos Humanos, pero aún no la ha ratificado. Por su parte, el primer ministro ruso, que sigue siendo el hombre más poderoso del país dos años después de dejar el Kremlin, casi repitió su primera frase dura que le hizo famoso en 1999 cuando inició la última invasión rusa de Chechenia. Entonces, en respuesta a los atentados terroristas en Moscú, Putin había prometido "liquidar a los terroristas aunque se escondan en un retrete".

DISCURSO CONTUNDENTE Las declaraciones que hizo ayer el primer ministro fueron de todo menos diplomáticas. "Sabemos que están ocultándose, pero es una cuestión de honor para los servicios de seguridad sacarles del fondo de las cloacas a la vista de Dios", prometió Putin en una reunión del Gobierno dedicada a la seguridad en el transporte. En este sentido, se mostró "convencido" de que se logrará detener a los responsables de la matanza en el metro de Moscú. Los últimos atentados han sido un golpe especialmente penoso para Putin, dado que llegó al poder, en el 2000, con la promesa de reprimir a los rebeldes chechenos.

Mientras, los servicios especiales informaron de que las dos terroristas suicidas llegaron a Moscú el lunes por la mañana acompañadas por un hombre no identificado. Viajaron desde el sur de Rusia en un autobús privado que trajo a la capital a pequeños comerciantes. Otras dos mujeres de aspecto eslavo condujeron a las kamikazes hasta la estación donde subieron a dos trenes distintos. Ayer seguían ingresados 73 heridos, tres de ellos en estado muy grave.