Rusia ha puesto punto final en la investigación de la catástrofe aérea del pasado 10 de abril que se cobró la vida del presidente polaco, Lech Kaczinski. El aterrizaje del Tupolev 154 en condiciones inapropiadas, que causó la muerte de todas las 96 personas que iban a bordo, se debió a la presión de los altos cargos polacos que estaban en la cabina de pilotos.

"Los altos responsables que se encontraban en la cabina -el jefe de la Fuerza Aérea y el jefe del protocolo- ejercieron presión psicológica sobre la tripulación, influyendo en su decisión de aterrizar en malas condiciones meteorológicas", ha dicho Tatiana Anodina, jefa del Comité intergubernamental de aviación (MAK), que presentó la versión definitiva del informe oficial sobre esa catástrofe.

O,6 MG/L DE ALCOHOL EN SANGRE

Según Aldonina, uno de los altos cargos que estaba dentro, el jefe de la Fuerza Aérea, general Andrzej Blasik, tenía una cantidad de alcohol de 0,6 mg/l en la sangre. Para llegar a semejante cantidad un hombre que pesa 80 kilos debe consumir aproximadamente un litro de cerveza.

Además, Aldonina ha indicado que la preparación de los pilotos del avión del presidente polaco era insuficiente para poder aterrizar en semejantes condiciones. Debido a la intensa niebla los controladores rusos negaron el permiso de aterrizaje al Tupolev de Kaczinski. Pero los pilotos lo intentaron por su cuenta y riesgo.

El presidente polaco debía asistir a las ceremonias del 70º aniversario de la matanza de 22.000 oficiales polacos prisioneros del Ejército ruso por la policía secreta soviética durante la Segunda Guerra mundial en Katyn, cerca de Smolensk.