Las autoridades rusas han acusado de negligencia a la dirección del aeropuerto moscovita de Domodédovo y al departamento de policía responsable de la seguridad en esta infraestructura. Según el presidente ruso, Dmitri Medvédev, los incumplimientos de las normas de seguridad permitieron que un terrorista suicida accediera el lunes al recinto y activara la bomba que estalló en la zona de llegadas internacionales y que causó la muerte a 35 personas y heridas a más de 180. La policía sospecha que una mujer kamikaze y un cómplice fueron los autores de la masacre.

"Lo que ha pasado muestra claramente que ha habido una violación de las normas de seguridad. La seguridad ha fallado para que se haya podido introducir tal cantidad de explosivos", ha señalado el presidente. "Todos los que tienen responsabilidades, que han tomado decisiones y la dirección del aeropuerto deberán responder por ello", ha añadido el líder del Kremlin, que ha calificado de "tragedia" el atentado.

"Los datos de los que disponemos reflejan que en el lugar del atentado sencillamente reinaba la anarquía. Entraban desde cualquier lugar, el control de acceso era, en el mejor de los casos, parcial y no afectaba a aquellos que recibían a los pasajeros", declaró.

DIMISIONES EN INTERIOR

Medvédev ha exigido dimisiones en el Ministerio de Interior. "Ordeno al ministro de Interior que proponga dimisiones u otra clase de medidas para los responsables de la seguridad en el transporte", ha señalado el presidente en una reunión con la plana mayor del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB). Además, ha reclamado al FSB, principal órgano en la lucha contra el terrorismo, que "dirima responsabilidades en relación con altos cargos del mismo cuerpo".

El atentado fue perpetrado en una zona común de acceso libre en la terminal de llegadas internacionales del aeropuerto. La explosión tuvo una potencia equivalente a entre 2 y 5 kilos de trilita y tuvo lugar en medio de una aglomeración de cientos de personas que esperaban la llegada de familiares y amigos a bordo de una treintena de vuelos.

DETECTORES DESCONECTADOS

El portavoz oficial del Comité Nacional Antiterrorista, Nikolái Sintsov, ha señalado que las medidas de seguridad en Domodédovo eran "insuficientes". "De lo contrario no habría ocurrido nada", ha remachado. "Faltaban detectores de metales y allí donde los había, algunos no funcionaban. El acceso al recinto del aeropuerto era libre y cualquiera podía introducir un bolso evitando el control", ha explicado.

"El departamento de policía que controla el aeropuerto tiene toda la responsabilidad del caos que reinaba en Domodédovo. Toleraban presencia de personas ajenas en la zona de llegadas, que quedaba bajo el control de taxistas ilegales (sin licencia)", ha explicado un alto cargo de los servicios especiales, que ha corroborado que algunos detectores de objetos metálicos estaban desconectados.

La dirección del aeropuerto de Domodédovo también ha apuntado a los agentes de policía como los principales responsables de la tragedia. "La zona donde se produjo el estallido está vigilada por el Departamento de Policía de Domodédovo", ha explicado la portavoz del aeropuerto, Elena Galanova.

En el 2004, un agente de policía del aeropuerto fue acusado de negligencia tras dos explosiones en aviones que costaron la vida a más de 90 personas. El agente detuvo en un punto de control de Domodédovo a dos mujeres sospechosas que llegaron del Cáucaso norte, pero por razones desconocidas las dejó ir sin registrar su equipaje. Varias horas después, esas mujeres hicieron estallar dos aviones que salieron de Domodédovo, según la fiscalía rusa.

NO HAY ESPAÑOLES

Mientras, la investigación continúa. La policía sospecha que el atentado fue perpetrado por una mujer kamikaze, posiblemente una viuda negra, con la ayuda de un cómplice. Este es un método utilizado habitualmente por los terroristas del Cáucaso, según han explicado fuentes policiales, que ha detallado que la bomba explotó cuando la kamikaze abrió su bolso. Los investigadores no descartan que la explosión se produjera por accidente antes de hora y que la intención de los terroristas fuera dejar el artefacto en la sala para que explotara más tarde.

Entre las víctimas del atentado no figura ningún español, según ha confirmado la Embajada de España en Moscú. Entre los fallecidos hay ocho extranjeros, de los cuales cinco son europeos: dos británicos, un alemán, un búlgaro y una mujer ucraniana, según ha informado el Gobierno ruso. Los otros tres proceden de Asia central, concretamente de Uzbekistán, Kirguizistán y Tayikistán. Entre los heridos hay un francés y un italiano.

REPUDIO INTERNACIONAL

La comunidad internacional ha expresado su repudio al atentado. Después de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se declarase "consternado" por el "acto deplorable e injustificable", el Consejo de Seguridad condenó el "atroz" ataque y reafirmó que el "terrorismo, en todas sus formas y manifestaciones, constituye uno de los peligros más serios para la paz y la seguridad", según dijo su presidente de turno, el bosnio Iván Barbalic.

EEUU, cuyo presidente, Barack Obama, ya había repudiado "firmemente" el atentado, se declaró "unido al pueblo ruso" y ofreció su "firme solidaridad" con el Gobierno ruso "mientras sigue con la lucha para combatir y eliminar esta amenaza terrorista internacional", tal como afirmó la secretaria de Estado Hillary Clinton desde México.

Estos mensajes se unieron a los expresados previamente por otros Gobiernos, como los de España, Alemania, Italia, Reino Unido y Brasil, así como por organizaciones como la OTAN y la Unión Europea, desde donde se escucharon voces de "dolor" y "tristeza" tras el "cobarde atentado".