Rusia acelerará la construcción de rutas alternativas para transportar su gas y su petróleo a consumidores europeos sin pasar por Bielorrusia y Ucrania. Esta ha sido la respuesta del presidente ruso, Vladimir Putin, a la última guerra de la energía con Bielorrusia, que el 8 de enero dejó sin petróleo ruso, exportado por el oleoducto de la Amistad, a varios países europeos, entre ellos Alemania y Polonia.

El suministro se reanudó dos días más tarde, después de que las autoridades bielorrusas cedieran a la presión del Kremlin, que exigía la suspensión de la nueva tasa por el tránsito del petróleo ruso introducida por Minsk el 1 de enero. Bielorrusia decidió imponer aranceles al paso del crudo ruso por el país después de que Moscú duplicara el precio del gas a Minsk e implantara aranceles de exportación al crudo destinado a Bielorrusia.

ABASTECEDOR POCO FIABLE El conflicto sobre el petróleo y la disputa por el precio del gas ruso con Bielorrusia han llevado a la cancillera alemana, Angela Merkel, a afirmar que Rusia ya no es un abastecedor fiable de carburantes a Europa. El corte de suministro ha reavivado el temor de que se repita una crisis como la de enero del 2006, cuando Rusia cortó el suministro de gas a la UE por un desacuerdo de precios con Ucrania.

El sueño dorado de Rusia, que además del crudo suministra un 20% del gas que consumen los países europeos, es lograr una conexión directa con Europa Occidental para imponer a los carburantes precios de monopolio sin depender de los caprichos de sus vecinos. "A pesar de la creciente demanda de combustibles, nos están poniendo límites en el norte, en el sur y en el oeste. Necesitamos integrarnos de verdad en el mercado global de energía, así como buscar nuevos mercados en la región Asia-Pacífico", dijo Putin.

VIAS FERREAS Y FLUVIALES Según el ministro ruso de Industria y Energía, Victor Jristenko, "sustituir la ruta bielorrusa de tránsito del petróleo es posible a medio plazo y, a largo plazo, lo es con total seguridad". Para conseguirlo a corto plazo, Rusia aumentará las exportaciones por vía férrea y fluvial. En dos o tres años, ampliará la capacidad de trasiego del Sistema de Oleoductos del Báltico, de los actuales 75 millones a 110 millones de toneladas de crudo al año.

La guerra del crudo con Bielorrusia también ha obligado a Rusia a acelerar los ya elevados ritmos de construcción del oleoducto de Siberia Oriental, que llevará petróleo a China y a la costa del Pacífico.

El gigante del gas ruso Gazprom espera poner en funcionamiento en el 2010 el gasoducto noreuropeo, que unirá los yacimientos rusos con Alemania, su gran cliente europeo, pasando bajo el mar Báltico. El consorcio ruso-alemán North European Gas Pipeline Company (NEGP) empezará a principios del 2008 la construcción de la obra, de 1.200 kilómetros de longitud.

Este proyecto recién lanzado, que costará 4.000 millones de euros, ofrece una solución alternativa al paso de gas ruso por Europa del Este. En una primera fase circularán 27.000 millones de metros cúbicos anuales de gas, y después, 55.000 millones. Al construir el gasoducto que evitará el territorio de los países bálticos y de Polonia, Rusia podría "imponer precios de gas de monopolio, y tener influencia sobre la política de sus vecinos", según el expresidente lituano Vitautas Landsbergis.

QUEJA DE POLONIA Polonia también ha sido uno de los oponentes irreconciliables del gasoducto noreuropeo. "Puede que el gasoducto sea bueno para Europa Occidental, pero no lo es para Polonia ni para los países a través de los que actualmente se efectúa el suministro, pues quedaremos a expensas de la voluntad de Rusia", afirmó el ministro polaco de Defensa, Radoslaw Sikorski. El gasoducto actual preveía dos enganches, lo que hace innecesario el proyecto ruso-alemán, según Sikorski.

El 51% del NEGP es de Gazprom y el 49% se reparte entre consorcios alemanes como BASF, Dresdner Bank y Ruhrgas/Wintershall. Se prevé que el gasoducto transportará el gas de Viborg, en la frontera ruso-finlandesa, a Greifswald (Alemania). Con él, Europa ganaría la batalla a los consorcios de EEUU en el campo energético del Este.