Moktada al Sadr vuelve a las andadas. El clérigo radical shií emitió el domingo por la noche un comunicado en el que instó a todos los iraquís a resistir contra las fuerzas ocupantes y el nuevo Gobierno interino "hasta la última gota de sangre". Fiel a su talante contradictorio, un portavoz de Sadr rebajó ayer el tono del comunicado y dijo que la tregua alcanzada para detener la insurrección que Sadr protagonizó el mes de abril sigue en pie y que la "resistencia debe ser pacífica".

Cuando el 28 de marzo Sadr inició su insurrección contra EEUU, pocos preveían que este joven clérigo pondría en jaque al Ejército de EEUU. Un acuerdo inter-iraquí evitó que los marines tomaran Nayaf para matar o capturar a Sadr, no sin que antes hubiera habido decenas de muertos. Tras el pacto, Sadr ofreció colaborar con el nuevo Gobierno y convertir su Ejército del Mehdi en un partido político.

REPETIR LA JUGADA Pero el mal ya estaba hecho, puesto que la insurrección convirtió al hasta entonces insignificante Sadr en un importante líder shií. De ahí que ahora el clérigo quiera repetir la jugada, probablemente ante el temor de que el nuevo Gobierno iraquí de repente se acuerde de su supuesta implicación en el asesinato de otro clérigo. En su comunicado, Sadr afirma que "la resistencia es un derecho legítimo y no un crimen" y califica de "ilegítimo" el Gobierno.

El meollo del enfrentamiento entre Sadr y el Gobierno es que el nuevo primer ministro iraquí ya ha anunciado su intención de desmantelar todas las milicias armadas. Sin su Ejército del Mehdi y la amenaza de la fuerza, el liderazgo de Sadr desaparecería.

Alaui quiere incluir el desmantelamiento de las milicias en la ley de seguridad nacional en la que su Ejecutivo sigue trabajando. La presentación de esta ley volvió a posponerse a última hora ayer, después de que el sábado la primera convocatoria ya fuera cancelada también en el último instante, lo que da fe de las dificultades para encontrar un punto medio entre una política de palo y zanahoria que suponga mano dura contra la resistencia sin enervar ni castigar a una población que se niega a considerar a todos los insurrectos como "terroristas".

Según políticos iraquís, Alaui estudia por un lado un paquete de medidas de mano dura como la reinstauración de la pena de muerte y la imposición del estado de excepción y el toque de queda cuando se considere pertinente. La mano tendida consiste en una amnistía parcial a todos aquellos que hayan participado en actos de violencia pero que no hayan militado en el partido Baaz y que no sean extranjeros.

LIBERACIONES En la línea más contemporizadora, 317 presos fueron ayer liberados tras meses encarcelados en la prisión de Abú Graib. Desde que se desvelaron las torturas, 2.200 presos han sido liberados.

Fuerzas ocupantes, según testigos presenciales, volvieron a actuar ayer en Faluya, donde un avión estadounidense bombardeó una casa en un ataque en el que murieron al menos cinco iraquís. La jornada también dejó un reguero de atentados en Baquba, Basora, Samawa y Mosul en el que 3 iraquís murieron y 11 resultaron heridos. Además, un sabotaje destruyó un oleoducto en la zona de Kerbala.