Los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU acuden a Nueva York con lenguajes muy diferentes. Para los ocupantes, el problema es la seguridad y la reconstrucción, y por ello piden dinero y tropas a sus aliados. Francia y Alemania quieren hablar de soberanía y de plazos concretos para que ésta retorne a los iraquís. La idea clave es que, sin un calendario claro y la autoridad de las Naciones Unidas, la ocupación seguirá siendo ilegítima.

Desde Europa se está dispuesto a aceptar que Estados Unidos mantenga el mando militar, a cambio de legitimidad y de la cesión, aunque sea parcial, del poder político y el control de los ingresos petroleros. De esta forma se le ofrece a Estados Unidos una salida honrosa.

¿Aprovechará George Bush esta oportunidad? El presidente y Colin Powell lanzan mensajes conciliatorios, pero no hay cambios en Donald Rumsfeld y Dick Cheney, que se juegan su futuro y obvios intereses económicos. Washington también parece fracturado.