El "concepto de guerra preventiva es inadmisible, es ilegal que un Estado atente contra otro sin haber proclamado el estado de guerra y, en cualquier caso, el uso de la fuerza es desproporcionado". Este fue, en resumen, el discurso que hizo el ´ministro´ de Exteriores del Vaticano, monseñor Jean Louis Tauran, a los embajadores acreditados ante la Santa Sede, convocados de forma extraordinaria para analizar la crisis.

El Vaticano cree que "una acción unilateral sería una guerra de agresión". A su juicio, la ONU "tiene que tutelar la legalidad internacional", razón por la que no puede aceptar una guerra preventiva y, de hacerlo, "abriría el camino a graves daños futuros".