Juan Manuel Santos despertó ayer de una larga noche de euforia sabiendo que no había soñado: la presidencia de Colombia está al alcance de la mano. Falta un empujoncito, en la segunda vuelta del 20 de junio. En estos días se pegará más a la figura determinante de las elecciones: Alvaro Uribe.

Ayer mismo fue a rendirle pleitesía. Sin la decidida intervención del jefe del Estado en el último tramo de la campaña, tal vez el resultado a favor de su exministro de Defensa no hubiera sido tan abismal. Aplanadora uribista , tituló el diario El Espectador sobre el 47% logrado por el candidato del Partido de la U (Unidad Nacional).

Los 25 puntos de diferencia que Santos le sacó al líder de los verdes, Antanas Mockus, tienen otras explicaciones. El propio Santos admitió ayer cuánto lo ayudó Mockus con su propuesta de aumentar los impuestos. Al escucharlo en los debates, muchos colombianos se asustaron y decidieron apostar por la continuidad. La revista Semana señalaba que la avalancha electoral a favor del albacea de Uribe no se entendería si se deja de lado el usufructo de la maquinaria estatal, económica y mediática.

"No reconozco enemigos políticos nacionales ni en el extranjero", dijo el ganador de la primera vuelta. A nadie se le escapó que aludía a Hugo Chávez. Cada vez que el presidente venezolano se refirió a las elecciones de este país e insinuó su preferencia por la oposición, una franja de colombianos indecisos, optaba por darle el voto a ese Santos que, mientras fue parte del Gobierno de Uribe, tuvo intensos conatos verbales con Caracas. El miedo a que las FARC, debilitadas por la política de "seguridad democrática", recuperen protagonismo incidió en el comportamiento electoral en las zonas rurales, donde el uribismo fue abrumador.

DESASTRE DE LAS ENCUESTAS Los sondeos fueron los otros protagonistas de la contienda, pero por sus errores. El pronóstico de un empate técnico entre Santos y Mockus, con una leve ventaja para el verde en la segunda vuelta, terminó siendo una ficción. Las empresas coincidieron en que la prohibición de revelar sondeos en la última semana, no les permitió reflejar la realidad.

Para Mockus, ayer fue un día de pesadilla. La senadora liberal Piedad Córdoba, de gran protagonismo en el proceso de liberación de los rehenes de las FARC, tachó al filósofo y matemático de producto ficticio creado por "el stablishment ". Bajo la consigna "Colombia votó uribista", un grupo de legisladores del Partido de la U le pidieron que renuncie a la segunda vuelta.