Un desacertado mapa de campaña lleno de puntos de mira sobre distritos con congresistas demócratas contribuyó a poner a Sarah Palin en la diana de las críticas de quienes identificaron el crispado clima político estadounidense como paisaje imprescindible para situar la matanza de Tucson. Ayer, tras cuatro días de casi absoluto silencio, Palin contratacó, aunque una de las expresiones que utilizó para hacerlo volvió a colocarla en el ojo del huracán.

La de ayer fue, posiblemente, una de las intervenciones más estudiadas, calibradas y preparadas de Palin. Era un mensaje, contenido en un vídeo de siete minutos y 42 segundos, con varios objetivos y destinatarios. La expresión desafortunada llegó cuando denunció que "los periodistas no deberían crear un libelo de sangre que solo sirve para incitar el mismo odio y violencia que dicen condenar". La expresión "libelo de sangre" data de la edad media, cuando empezaron a extenderse falsas acusaciones de que los judíos mataban niños cristianos y usaban su sangre en rituales que fomentaron el antisemitismo. La congresista Giffords es judía.