La responsabilidad de los abusos de presos iraquís en la prisión de Abú Graib "va muy, muy arriba en la línea (de mando)", superando a los siete soldados acusados. Kenneth Davis, un militar que era sargento cuando estuvo destinado en la cárcel realizó esta denuncia en una entrevista publicada ayer por The Washington Post , en la que insistió en que los oficiales de espionaje militar dirigieron las torturas. El sargento informó a sus superiores y la respuesta fue: "Son espionaje militar y están al mando, déjales hacer su trabajo".

Davis, que ya hizo esta denuncia ante investigadores del Ejército, no ha sido llamado a declarar en la vista celebrada esta semana contra la soldado Lynndie England, donde las declaraciones de más de 25 testigos han demostrado no sólo que en la prisión la policía militar dirigía una red de prostitución y comercio de licor, sino también las contradicciones sobre la responsabilidad por los malos tratos en la prisión.

Según varios testigos, los soldados "nunca recibieron órdenes de hacer nada". Otros dicen que altos mandos sabían de los abusos, incluido el que acabó con la vida de un preso. "Mi percepción era que el espionaje militar intentaba crear un ambiente incómodo para facilitar los interrogatorios", dijo el sargento Christopher Ward.