La hora de la verdad ha llegado para Nicolas Sarkozy. Tras un primer aviso el 18 de octubre, con una masiva huelga de transportes, los sindicatos vuelven a la carga esta semana con un rosario de paros para oponerse a la reforma de los regímenes especiales de la Seguridad Social. A los seis meses de mandato, cuatro sectores están en pie de guerra contra las reformas iniciadas por el presidente francés.

La semana negra se inicia mañana por la noche, a las 20 horas, con el paro ilimitado de los ferroviarios de la SNCF (la Renfe francesa), y al día siguiente se unen los empleados de la RATP (metro y autobuses de París) y los trabajadores de las empresas de gas (GDF) y electricidad (EDF). Todos ellos se oponen a la equiparación de sus regímenes especiales de la Seguridad Social con el resto de los funcionarios públicos. Es decir, pasar a cotizar 40 años en lugar de 37,5 para tener derecho a la pensión completa.

SIN CESIONES Tanto Sarkozy como el primer ministro, François Fillon, han repetido que no cederán en el punto de los 40 años de cotización para todos. Sarkozy dijo el viernes que irá "hasta el final". "Habrá huelgas, manifestaciones, pero yo cumpliré ..., no se puede retroceder", advirtió en su visita oficial a EEUU.

Sarkozy y su Gobierno se juegan la credibilidad de sus reformas esta semana y, por eso mantienen su firmeza, pero los sindicatos están ante un dilema similar. Las grandes centrales saben que equiparar a todos los trabajadores es difícilmente rechazable si no quieren enfrentarse a la opinión mayoritaria de los franceses que, en un 68%, según el último sondeo, la apoyan.

Esta prueba de fuerza se dirime en un ambiente social cada vez más caldeado. Neutralizado, por ahora, el conflicto de los pesqueros por la subida del gasóleo, los estudiantes se movilizan contra la ley universitaria y los magistrados han convocado huelgas para los días 20 y 29.