Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, y Carla Bruni, cantante y exmodelo, se casaron a las once de la mañana de ayer en el palacio del Elíseo en una ceremonia de 20 minutos ante una veintena de familiares y amigos y con un invitado inhabitual, el sol que lucía en París. La novia, soltera, iba de blanco y el novio, padre de tres hijos, que celebraba su tercer matrimonio, vestía traje y corbata.

Como se jacta de hacer con todo, Sarkozy cumplió en este caso también lo prometido. El pasado 8 de enero insinuó ante 600 periodistas que se casaría con Carla Bruni, pero que la prensa se enteraría cuando ya fueran marido y mujer. Eso es exactamente lo que ocurrió ayer.

La noticia la divulgó el oficiante, François Lebel, alcalde del distrito 8º de París. "He casado a dos electores del distrito 8º que viven en el 55 del Faubourg Saint-Honoré", dijo Lebel. "Ella estaba radiante, como habitualmente". "Les he deseado mucha felicidad", explicó Lebel, que encontró a los contrayentes "emocionados y enamorados". "Ha habido un intercambio de alianzas y el tradicional beso. Nada excepcional, salvo que esto ha pasado en el primer piso del Elíseo", continuó Lebel.

A las 17.45, seis horas y media después, el palacio del Elíseo emitió un comunicado de poco más de dos líneas, que dice: "La señora Carla Bruni Tedeschi y el señor Nicolas Sarkozy anuncian que se han casado esta mañana en presencia de sus familias en la más estricta intimidad".

TESTIGOS DE LUJO Los testigos fueron de lujo. Por parte del novio, Nicolas Bazire, alto cargo del grupo de lujo LVMH y antiguo colaborador del exprimer ministro Edouard Balladur, y Mathilde Agostinelli, responsable de comunicación de Prada en Francia. Por parte de la novia, el músico Julien Civange y la exmodelo Farida Khelfa. Curiosamente, Agostinelli es amiga de la anterior esposa de Sarkozy, Cécilia.

De forma rápida, como lo hace todo, Sarkozy se ha casado tras un noviazgo de poco más de dos meses. Una razón son los problemas protocolarios que ocasionaba la relación no oficial. El otro problema son los sondeos. Sarkozy está en el nivel más bajo de popularidad desde que fue elegido presidente, con solo un 41% de satisfechos, frente a un 55% de descontentos. Aunque todos los expertos coinciden en que la razón principal de este bajón es el alto coste de la vida, algunos especialistas lo achacan también a la exhibición de la vida privada con formas de nuevo rico.