Francia proseguirá con su política de desmantelamientro de "todos los campamentos ilegales" situados en su territorio, "sin distinción de origen o cultura", anunció el presidente francés, Nicolas Sarkozy, tras protagonizar un intenso enfrentamiento verbal con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, durante la cumbre europea celebrada ayer en Bruselas. El contencioso sobre las expulsiones de gitanos de Francia, que no figuraba en el orden del día del Consejo Europeo, acabó convirtiéndose en el tema dominante de la reunión.

Pese a las denuncias del Ejecutivo comunitario sobre el carácter "discriminatorio" de las expulsiones de gitanos rumanos y búlgaros, Sarkozy reiteró ante los demás líderes de la UE que todas las medidas respetan escrupulosamente la legalidad francesa y europea y que se realizan bajo control u orden judicial. Sarkozy resaltó que, de los 500 campamentos demantelados hasta ahora, más de dos tercios estaban ocupados por ciudadanos franceses y que solo el 20% de las personas afectadas eran extranjeros.

Francia formuló en la sesión inicial de la cumbre una primera queja por las comparaciones "insultantes, hirientes y humillantes" que había efectuado el martes la comisaria de Justicia, Viviane Reding, al establecer un paralelismo entre las expulsiones de gitanos con las deportaciones del régimen nazi durante la segunda guerra mundial.

La tensión alcanzó su clímax durante el almuerzo de trabajo de los líderes de los Veintisiete, cuando Sarkozy volvió a denunciar las palabras "profundamente hirientes" utilizadas por Reding contra Francia. "No se ha-

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