Francia construirá una central nuclear en Libia destinada a desalinizar el agua del mar. La operación es fruto de los acuerdos firmados el miércoles durante la visita a Trípoli del presidente francés, Nicolas Sarkozy, que ayer prosiguió su gira africana en Senegal. Según el Elíseo, el acuerdo respeta el objetivo de no proliferación nuclear, aunque asociaciones ecologistas y la izquierda criticaron una decisión "irresponsable". El acuerdo sobre aplicaciones pacíficas de la energía nuclear fue firmado por los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Bernard Kouchner, y de Libia, Abdelrahman Chalkam, en presencia de Sarkozy y del líder libio, Muamar Gadafi, y es el más importante de los cinco compromisos suscritos. Los restantes se refieren a defensa, lo que permitirá un crecimiento de la venta de armas francesas a Libia, así como a cooperación universitaria, cultural y científica.

Aunque Sarkozy se mostró prudente y destacó que el acuerdo nuclear es, por ahora, solo un memorando que debe concretarse, el primer ministro libio, Mahmudi Bagdadi, dio por seguro que la central se construirá cerca de Trípoli y que será operacional "en el mejor de los casos en cinco o seis años". "Esto significa que un país que respeta las reglas internacionales puede dotarse de una industria nuclear civil", afirmó Sarkozy en una clara alusión a Irán.

Asimismo, el presidente francés recordó que Libia renunció en el 2003 al arma nuclear, decisión que dio paso al desarrollo de las relaciones comerciales con EEUU y Gran Bretaña. Francia colaborará con Libia en la búsqueda de uranio en el sur del país, lo que beneficiaría las necesidades del grupo nuclear francés Areva, que sería también el constructor de la central.

Por otra parte, Sarkozy desvinculó el acuerdo nuclear de la liberación de las enfermeras búlgaras y lo justificó en que los países árabes tienen derecho a acceder a "la energía del futuro" para desarrollarse e impedir de este modo el auge del terrorismo y del fanatismo.

POLEMICA EN PARIS Pero en París estalló la polémica. "Entregar un reactor nuclear a un dictador es irresponsable", afirmó la Red Salir de lo Nuclear. Greenpeace denunció que "resurgen los viejos demonios de la diplomacia atómica francesa".

El diputado verde Noël Mamère dijo que Sarkozy "pone en riesgo el planeta" al vender un reactor nuclear al "patrón de un régimen terrorista". El Partido Socialista (PS) pidió que se "haga toda la luz" sobre los acuerdos firmados con Libia.