Desde Napoleón III, el presidente de la República francesa no había pronunciado un discurso ante el Parlamento. Nicolas Sarkozy lo hizo ayer en Versalles, símbolo de la monarquía, con la solemnidad que requería tan histórica ocasión para trazar su hoja de ruta cara a la salida de la crisis y marcar las directrices en cuestiones tan candentes como la prohibición del burka.

Este signo "de servilismo" no debe considerarse un problema religioso sino "de dignidad y de libertad de la mujer", por lo que "no es bienvenido en territorio de la República", zanjó el jefe del Estado. Sarkozy evitó, sin embargo, anunciar prohibición alguna, como reclaman un puñado de diputados y algunos miembros del Gobierno. Lo que no pudo evitar fueron las críticas de la oposición por el tono monárquico que empleó en su discurso.

No obstante, el presidente aplaudió la iniciativa de discutir en el Parlamento las medidas que deben adoptarse ante una prenda que "humilla y excluye a las mujeres de la vida social".

A su juicio, no hay que confundir este debate con la protección del Estado laico. "No debemos equivocarnos de combate", advirtió, tras reafirmar su idea de una "laicidad positiva", que no rechaza la religión. Dicho esto, animó a "no tener vergüenza" ni "miedo" de defender los valores de la República. Una invitación a no arredrarse pese a no estar en línea con la política de Barak Obama, que en su reciente discurso al mundo islámico se opuso a que los países occidentales se inmiscuyan en la vestimenta de las mujeres musulmanas. Bajo la atenta mirada de su esposa, la cantante Carla Bruni, Sarkozy se mantuvo también firme en otro asunto controvertido: la ley para desconectar a los usuarios de internet que descargan contenidos culturales de forma ilegal. El Consejo Constitucional tumbó la ley por considerar que internet forma parte de la "libertad de expresión" y que solo la justicia, y no una autoridad administrativa, pueden cortar el acceso a la red. Pese a ello, el presidente francés se mostró dispuesto a "ir hasta el final" en la defensa de los derechos de autor. "No hay libertad sin regla", concluyó.

SALIDA DE LA CRISIS El otro eje de su discurso fue su propuesta para preparar la salida de la crisis con un Estado fuertemente endeudado. Sarkozy rechazó de plano subir los impuestos y, para mantener la inversión, anunció la adopción de un gran "préstamo nacional". La modalidad --recurrir al mercado financiero o a una emisión de deuda pública--, la cantidad y los objetivos se decidirán a lo largo de los próximos tres meses.