El canciller alemán, el socialdemócrata Gerhard Schröder, de 61 años, ganó ayer con diferencia el primer y único debate televisivo cara a cara con su rival en las elecciones del día 18, la candidata de la Unión Cristianodemócrata (CDU) Angela Merkel, de 51 años, según dos sondeos de opinión. Entre el 48% y el 49% de los alemanes consideraron que Schröder ganó el duelo. Merkel sólo cosechó entre el 28% y el 33% de aprobados.

Schröder ganó no sólo en imagen y como garante de confianza, sino también en la argumentación sobre los principales temas en discusión: política fiscal, economía y creación de empleo. Los dos institutos coincidieron en que Schröder ganó las simpatías de una parte de los indecisos, un tercio del electorado, y en que ambos candidatos fueron ejemplares en el trato.

Por sorteo, el canciller Schröder fue el primero en saltar al ruedo y aprovechó la oportunidad para dejar claro que su Gobierno "ha realizado las reformas que necesita el país para modernizarse y que no hizo el anterior canciller Helmut Kohl". En su réplica, la candidata cristianodemócrata destacó que Alemania necesita una política distinta a la del actual Gobierno y destacó que si llega a canciller, pondrá en marcha un programa para "incentivar el crecimiento, desmontar la burocracia y disminuir los costes del trabajo".

Schröder contraatacó y explicó que el programa de la candidata opositora, en especial sus propuestas de reforma fiscal, representa "una enorme injusticia" para la mayoría de los alemanes. El canciller recordó también que el hipotético futuro ministro de Hacienda de Angela Merkel, Paul Kirchhoff, comparó "el seguro de los automóviles con el seguro de jubilación de los ciudadanos".

Durante el debate, los candidatos no encontraron puntos comunes, salvo para criticar a los consorcios minerales que especulan con la gasolina después de la tragedia provocada por el huracán Katrina en el sur de EEUU.

Merkel recalcó que centrará sus esfuerzos en enfrentar los problemas con "una nueva mentalidad" y confirmó que desea hacer un cambio en cuanto al uso de reactores nucleares, que "seguirán funcionando mientras esté garantizada la seguridad".

Merkel también resaltó que no desea, por ningún motivo, el polémico ingreso de Turquía en la Unión Europea (UE) y propuso el establecimiento de un tratado especial de cooperación entre la UE y Ankara.